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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Cuando los plásticos no nos dejan ver el mar

"La preocupación por este tema ha tenido eco en Chile, encontrándose actualmente en el Congreso el proyecto que prohíbe las bolsas de un solo uso en las comunas costeras del país".

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Susan Díaz es Directora de Comunicaciones de WWF Chile y coordinadora de la campaña REDUCE+.

Junto con el aumento del nivel del mar y el calentamiento de las aguas, la contaminación por plásticos se ha identificado como una de las principales amenazas ambientales para nuestros océanos.

Que este Día de la Tierra tenga por lema “Un planeta sin contaminación por plásticos”, es una prueba más de que estamos ante uno de los grandes problemas a los que la humanidad en su conjunto debe hacer frente hoy.

Algunos datos recientes al respecto hablan por sí solos: según un estudio de la Oficina Para la Ciencia del Reino Unido, para 2050 la contaminación plástica en el océano podría triplicarse, si es que no se toman medidas contundentes para evitar que este tipo de desechos lleguen al mar. Esto, atendiendo además a que el 70% de la basura marina encontrada en este estudio británico corresponde a plástico no degradable.

Un ícono muy visible de esta contaminación, que destaca por su espectacularidad, es el llamado continente o isla de plástico que flota entre Hawai y California. Un reciente estudio publicado por la revista Nature entrega cifras inquietantes sobre esta gran mancha, entre las que sobresale el hecho de que ya está abarcando más de 1,6 millones de Km2, más del doble de la superficie de Chile. Su peso llega a las 80 mil toneladas y se compone de 1,8 billones de piezas de plástico, 46% de ellas correspondientes a equipamiento de pesca.

Estas “redes fantasmas” se desplazan a través del océano, enredando ballenas, focas y tortugas. Se estima que unos 100,000 animales marinos son estrangulados, sofocados o heridos por plásticos cada año.

La utilización desmedida de los plásticos de un solo uso, así como su mala disposición final, están dañando irreparablemente nuestros océanos y la vida marina, así como los ecosistemas terrestres. Un ejemplo concreto lo vimos a principios de este mes, con el hallazgo de un cachalote muerto en una playa de España, el cual tenía casi 30 kg de basura en su sistema digestivo, incluidas bolsas de plástico.

La preocupación por este tema ha tenido eco en Chile, encontrándose actualmente en el Congreso el proyecto que prohíbe las bolsas de un solo uso en las comunas costeras del país. Según se ha indicado, esta iniciativa será profundizada en forma progresiva hasta abarcar todos los municipios a lo largo del territorio y avanzando desde las bolsas de un solo uso al resto de las ofrecidas actualmente en el comercio, iniciativa que ha suscitado un apoyo transversal.

Este tema fue uno de los que WWF Chile presentó a los candidatos presidenciales durante la última elección, ya que tenemos la convicción de que es necesario un gran acuerdo nacional para regular la entrega de bolsas plásticas en el comercio, avanzando hacia una reducción total.

Para ello es importante alinear las voluntades políticas de los municipios y el mismo Gobierno, además del comercio, pero sin duda es clave que las personas entendamos la problemática del plástico en el ambiente y tengamos también la voluntad de cambiar nuestras prácticas cotidianas. Llevar bolsas reutilizables con nosotros, prescindir de las bombillas en nuestros refrescos, y negarnos al uso de envases de polietileno para llevar el café y las comidas es un primer paso para nuevamente poder “ver” nuestro mar.

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