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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Conductores ¿profesionales?

"Existen conductores de transporte público que claramente no entregan las garantías para transportar personas, lo que pone en duda sus capacidades y su formación para realizar esta labor".

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Alejandro Torres Flores es Ingeniero Civil en Obras Civiles. Doctor en Ingeniería de Caminos. Académico Universidad Central de Chile

La impactante colisión por alcance, de alta energía, protagonizada por un vehículo de transporte público y un automóvil, y que costó la vida a un ocupante del vehículo menor, nuevamente pone en discusión la capacitación que reciben los conductores profesionales.

Para conducir un vehículo de transporte de pasajeros o mercancías, la ley de tránsito establece que deben obtener uno de los tipos de licencia clase A, las cuales son licencias profesionales. Ello los habilita para conducir vehículos de transporte de pasajeros (públicos y privados) y vehículos de carga.

Quien obtiene una licencia de clase A, es porque debería haber pasado por una formación y capacitación rigurosa en cuanto a todos aquellos elementos y situaciones que puedan afectar la seguridad de circulación vial, considerando el vehículo que conducen (y todos los otros), la infraestructura vial y sus elementos de apoyo, y las situaciones que debe enfrentar considerando a todos los usuarios del espacio vial (peatones, pasajeros, ciclistas, etc.)

A propósito de esto último, los conductores profesionales deben estar instruidos y concientizados que su propia vida y la de las personas que transportan, es el bien más preciado que existe, y que cualquier maniobra fuera de la normativa o del marco legal (como el exceso de velocidad, el adelantamiento en zonas no permitidas o el cambio repentino de pista de circulación) podría ocasionar un accidente de tránsito.

Lamentablemente, todos los días somos testigos de situaciones que van en una dirección contraria. Existen conductores de transporte público que claramente no entregan las garantías para transportar personas, lo que pone en duda sus capacidades y su formación para realizar esta labor. Si sumamos a ello, que sus salarios dependen del “boleto cortado” y tienen que “pelearse” el pasajero con sus colegas de labores, además de las largas jornadas de trabajo, se dan muchas condiciones a la vez que aumentan el riesgo de un accidente de tránsito con víctimas.

Es necesario revisar desde las condiciones laborales de los conductores de transporte público de pasajeros (sobre todo en regiones), exigiendo a los empresarios contratos con salarios fijos y condiciones laborales dignas; hasta su formación en las escuelas de conductores, a las cuales se les debería requerir contar con profesionales capacitados en la formación de conductores profesionales, que entreguen una educación en todos los aspectos del espacio vial, poniendo énfasis en el respecto a la vida propia, de las personas que trasladan y las de todos los usuarios del espacio vial.

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