Creatividad y agenda pro-crecimiento
"Las empresas más destacadas por su innovación como Pixar, Apple, Amazon, Netflix o Idneo, por nombrar algunos, en el mundo han demostrado que el proceso creativo para el fomento de la innovación puede ser instalado como un sistema en su interior, utilizando como principal recurso a sus propios trabajadores".
Alejandra Martí es Ha desempeñado roles culturales importantes en su carrera profesional como: Miembro del Directorio en el Teatro La Cúpula, Gerente de Desarrollo en el Teatro Municipal de Santiago - Ópera Nacional de Chile, fue Asesora para el Teatro Colon de Buenos Aires, Directora de Desarrollo Institucional en el Teatro Municipal de Santiago - Ópera Nacional de Chile, y actualmente Directora Ejecutiva de Ópera Latinoamérica (OLA).
La necesidad de crecimiento manifestada en la hoja de ruta del Gobierno, expuesta en la reciente cuenta pública del Presidente Piñera, genera una presión extra al país para realizar cambios profundos tanto a nivel educativo, como empresarial, para incorporar metodologías y prácticas que aumenten la productividad, donde juega un papel importante la economía de la información. Prácticas que principalmente se relacionan con la gestión de la creatividad, valga la redundancia, que encontramos en el mundo creativo, y que hasta ahora han sido desatendidas y desestimadas por ambos sectores.
Por muchos años, siglos quizás, la creatividad fue relegada; en el sector educacional a actividades optativas en el currículo pedagógico. Y en el sector profesional y productivo, a ser clasificada como un capital exclusivo del mundo artístico y sus procesos creativos. Sumado a lo anterior, el mito instalado ha narrado que la innovación es el acto solitario de un genio que logra por medio de la iluminación descifrar o inventar una solución inédita. Fruto de esta afirmación entonces, la economía de la innovación estaría basada en un pequeño grupo de brillantes creativos inventores y emprendedores como bien explica Keith Sayer en sus investigaciones.
La sorpresa del caso, es que dichas creencias ya están obsoletas desde hace más de 20 años cuando académicos descubrieron, después de largas investigaciones, que la innovación no es una rara consecuencia del acto aislado de creación de una persona, sino el profundo resultado de un proceso sistemático, social y colaborativo. ¿Cómo nos puede aportar entonces la creatividad a generar una mayor productividad en la empresas?
Las empresas más destacadas por su innovación como Pixar, Apple, Amazon, Netflix o Idneo, por nombrar algunos, en el mundo han demostrado que el proceso creativo para el fomento de la innovación puede ser instalado como un sistema en su interior, utilizando como principal recurso a sus propios trabajadores. Dicho sistema no tiene que ver específicamente con la onírica definición de creatividad como un acto aislado de creación.
Si no, con una práctica o método que organiza de forma sistemática procesos para lograr una mayor innovación en la empresa y que como consecuencia además trae múltiples beneficios a sus trabajadores. Estas empresas, pueden encarar desafíos, cada vez más complejos, por medio del trabajo en equipos interdisciplinarios utilizando procesos de improvisación. Utilizando estructuras más horizontales y flexibles de acuerdo a los desafíos en entornos de cambio permanente.
El cambio a la economía del conocimiento, de la información y de la innovación, nos plantea nuevos desafíos educativos que permitan modelar en nuestros trabajadores las nuevas competencias y habilidades requeridas en los procesos creativos. El sistema educativo tradicional del SXIX fue diseñado para formar trabajadores para una economía industrial. En el cual, los profesores entregan información a estudiantes pasivos y estos responden bajo estructuras muy definidas.
Las nuevas metodologías para encarar los desafíos que implica este nuevo paradigma económico no están tan lejos. Es acá donde hay que poner especial atención a las materias artísticas, especialmente la música, la danza el teatro, la cuales entregan herramientas de trabajo en equipo basado en la improvisación. Dan oportunidad a los niños y jóvenes de experimentar el trabajo colaborativo de crear y compartir en donde cada uno es una pieza del ensamble que dará un resultado final. Mismo proceso al cual las empresas más exitosas en innovación se están sometiendo, las cuales han mostrado resultados exitosos en el plano de innovación y motivación de sus trabajadores, y finalmente mayor y mejor productividad.