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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Crispación en Septiembre

"Pensemos en nuestras prioridades como país en este mes y llamemos a quienes nos gobiernan, ejecutivo, legislativo y contralor a mirar con seriedad ese bien que es de todos y cada uno de los chilenos y no de ellos solamente".

Por Rafael Rosell Aiquel
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Rafael Rosell Aiquel es Abogado, Licenciado en Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Magister en Ciencias Políticas, experto en Derecho Público y Etica, política internacional con foco en Medio Oriente. Académico Erasmus y Profesor Honoris Causa de National University of Political Studies and Public Administracion de Rumania. Miembro del Foro Académico Permanente América Latina y el Caribe-Unión Europea. FAP ALC-UE.

Llegó septiembre, lentamente hemos transformado nuestro día Nacional el 18, en todo un mes de la Patria. Si eso es verdad, que lo es, resulta necesario no solo pensar en el asado y el vino tinto, sino lo que está pasando también con el alma de nuestro País.

Y no digo esto, para “aguar las fiestas”, sino que lamentablemente, y a pesar de los vientos primaverales, Chile se encuentra “crispado” y por razones difíciles de entender.

Por una parte, enfrentamos a una posible acusación constitucional contra los Ministros de la Corte Suprema, una solicitud de destitución del Fiscal Nacional, hemos sido espectadores, de una grotesca, triste y peligrosa lucha intestina en la Contraloría General de la República, entre el Contralor con la Subcontralora; iniciativas todas, que comprometen la fe de la República.

Por otro lado, en lo político, día a día, enfrentamos ataques personales, amplificado por las redes sociales, que fragmentan el Frente Amplio, profundos desacuerdos en la Ex Nueva Mayoría, que llevan a discusiones sin sentido, como con quienes, y cómo vamos a celebrar, lo que debería ser una “fiesta de la democracia”; como son los 30 años del simbólico triunfo del NO.

En el Gobierno, un ministro duró 3 días, la reforma tributaria fue rechazada a priori y el debate del salario mínimo, se centró en una discusión, vergonzosa, sobre quien tenía la culpa, porque parecía que a nadie le importaba, que no se aprobara o de preguntarse siquiera por un momento, como dicha decisión impactaba en los trabajadores.

Podría seguir con más ejemplos, sin entender las razones de una crispación que es el resultado de las tensiones de nuestras élites políticas, que se siguen mirando el ombligo y olvidando a las personas y el bien común.

Preocupemos y ocupémonos, en este mes de septiembre y resto del año, más del olvido en el que encuentran las personas mayores excluidas, la infancia vulnerable, de aquellos chilenos de clase media que celebrarán las fiestas patrias, intentando olvidar un debate vacío, que día a día hieren el alma de Chile

Pensemos en nuestras prioridades como país en este mes y llamemos a quienes nos gobiernan, ejecutivo, legislativo y contralor a mirar con seriedad ese bien que es de todos y cada uno de los chilenos y no de ellos solamente.

Es hora de una reflexión en serio, de cuáles deben ser nuestras prioridades…

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