“Compromiso País” y la caída del Plan Araucanía
"Derrotar la pobreza tiene que ver, primero, con restituir o resarcir los daños causados que han dado como consecuencia la pobreza indígena".
Diego Ancalao es Embajador del foro mundial Indígena y presidente de Fundación Instituto de Desarrollo del Liderazgo Indígena.
Con el nuevo programa “Compromiso País” anunciado por el Gobierno de Sebastián Piñera para reducir la pobreza en Chile, el que apunta a 16 “grupos vulnerables” y entre ellos a los cerca de 890 mil personas pertenecientes a pueblos indígenas que se encuentran en el 40% de la población más pobre, es una fuerte capacidad de perseverar en el error al no comprender, o no querer ver, que la pobreza de los pueblos originarios, en especial el pueblo mapuche, se da en primer lugar porque el Estado destruyó la estructura política y económica del pueblo Mapuche, junto con usurpar sus territorios violando tratados firmados y expoliando los pocos títulos de Merced que fueron entregados luego de la matanza de La Araucanía, mal llamada pacificación del año 1880.
En efecto, derrotar la pobreza tiene que ver, primero, con restituir o resarcir los daños causados que han dado como consecuencia la pobreza indígena. Y, en segundo lugar, es porque el mismo Estado ha permitido una distribución del ingreso desigual, un aumento desmedido de la brecha en Chile y nula disminución de la carga tributaria de los pequeños productores indígenas.
El problema de la pobreza en comunidades del pueblo Mapuche, cuyo desarrollo humano está al nivel de Bangladesh, es que las comunas con mayor superficie destinada a las plantaciones forestales son también las más pobres. Por ejemplo, Collipulli, donde está Forestal Mininco, con un 50% de superficie forestada tiene un 34,2% de pobreza según la Casen; Lumaco el año 2000 tenía 38% de pobreza, con grandes superficies forestales, y hoy aumentó la pobreza a un 48,4%; Ercilla un 44%, es decir, la mayor desigualdad se encuentra en las zonas donde operan las empresas forestales, con trabajos informales, gente sin contratos y mayor tasa de ruralidad.
Entonces, si quieren resolver el problema de pobreza en La Araucanía se tiene que aumentar el nivel de contrataciones regulares, y para eso, se debe reformar el Estado y no se necesita a los empresarios. Se debe asegurar que la subcontratación se elimine y que los contratos a los trabajadores indígenas, mapuche en este caso, lo haga directamente la empresa Arauco y Mininco, porque vemos que en el listado de las comisiones se encuentran empresarios como los Matte y los Angelini, los mismos que mantienen a la población mapuche en pobreza, ya que son los dueños de las grandes forestales.
Por otro lado, Juan Sutil, quién se encuentra en la comisión para superar la pobreza indígena, nos parece bastante pintoresco por decir lo menos, porque él ha estado en La Araucanía, ha hablado con dirigentes mapuche y quiere la tierra mapuche para poner el capital económico utilizando gratuitamente el terreno con la excusa de que él pone la plata y las comunidades la tierra para sobreexplotarlas.
El hecho de tener un grupo de amigos mapuche, que tenga apoyo a la producción privada y maquinaria, no le hace experto ni tampoco es el camino para resolver el problema, ya que el problema es la aplicación de un modelo de sobre explotación que obedece a un modelo económico que beneficia a pocos a costa de la pobreza de muchos. Esa teoría, de tomar un grupo de personas mapuche y transformarlos en millonarios, no es la solución.
Por el contrario, los pueblos originarios de países del primer mundo no se han desarrollado porque las empresas de los extranjeros invasores se hayan instalado en su territorio, como lo es el ejemplo del pueblo Maorí en Nueva Zelanda, donde son dueños de su propia economía y aportan sustancialmente al desarrollo económico de ese país, porque les devolvieron las cuotas de pesca en un 50% para que crearan su propia industria pesquera. Además, a cinco clanes el estado les devolvió 176 mil hectáreas, lo que equivale a US$ 450 millones, es decir, se resuelve el problema de pobreza en La Araucanía en la medida que se le devuelvan sus recursos naturales y que se le compense por el usufructo ilegal que se ha hecho de las tierras, tal como sucedió en Contulmo, con Forestal Arauco, pero mediante un fallo de la corte que obligó a esa empresa a devolver tierras usurpadas a los Mapuche.
Con la convocatoria al empresariado para la elaboración de políticas públicas, el gobierno al parecer estaría bajando el fracasado Plan Araucanía para desarrollar la Novena Región y quiere dar a entender que el problema de la pobreza y de la desigualdad es un problema de caridad, donde se le pide a los empresarios que por caridad ayuden a los pobres, pero no por un principio de justicia. Y, como decía el Padre Hurtado, la caridad comienza cuando termina la justicia.