Sensatez y emprendimiento
"Estos progresos han estado marcados por un sello social con vocación de calle, es decir: orientado a las personas. Una Corfo moderna, y en terreno, que dejó de ser un actor pasivo en el rubro y que sale a tocar las puertas de los emprendedores a lo largo y ancho de nuestro país".
Rodrigo Durán Guzmán es Académico y periodista.
Si algo ha destacado en el último tiempo, especialmente en materia económica, ha sido el emprendimiento. En este sentido no cabe duda que el protagonismo que ha tenido la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo), bajo el liderazgo de su Vicepresidente Ejecutivo (Sebastián Sichel), ha marcado un antes y un después, toda vez que poco o nada se sabía de la Corfo de antaño. Peor aún, existía una imagen de incapacidad y alta burocracia asociada a su imagen, sin hacerse cargo de los asuntos vinculados a la innovación y el emprendimiento. Tema no menor ya que uno de los focos de la actual administración gubernamental ha estado en el crecimiento y reactivación económica, además de potenciar a los emprendedores como motores y agentes de cambio que aporten al desarrollo de Chile.
Esta impronta modernizadora de la Corfo se ha visto reflejada, por ejemplo, en la reducción de 64 a 17 instrumentos orientados a programas de emprendimiento e innovación (sin incluir los instrumentos de StartUp-Chile y la Ley I+D) y la creación de cuatro líneas de programas, orientadas a apoyar a las empresas que quieran innovar en todas sus etapas, tales como: “Entorno para Innovar”, “Renuévate”, “Desarrolla Innovación” y “Consolida y Expande”, entre otros, son parte de la nueva estrategia para simplificar y darle agilidad a las empresas que quieren postular a sus programas. Otro elemento nuevo es que las postulaciones se abrirán tres veces al año con fechas definidas de cierre y finalización, para así dar mayor transparencia y orden al sistema. De esta forma se termina con la “ventanilla abierta” constante para postular a los instrumentos de Corfo. Todo esto, se enmarca en una lectura y visión que busca dar respuesta a una economía en constante cambio y modernización, para lo cual se requiere una orgánica flexible, orientada a resultados, que propicien un acercamiento constante y latente hacia el desarrollo.
A eso se suma el avance hacia la ansiada transformación digital, orientada a simplificar los trámites y postulaciones, favoreciendo la percepción de un Estado eficiente y moderno. Esta transformación digital, que se espera sea una línea transversal institucional, permitirá acelerar los procesos de transformación de las empresas, sumándose a las prioridades de desarrollo para Chile lideradas por Corfo donde destacan, entre otras: La economía circular, la economía colaborativa y la descentralización.
Estos progresos han estado marcados por un sello social con vocación de calle, es decir: orientado a las personas. Una Corfo moderna, y en terreno, que dejó de ser un actor pasivo en el rubro y que sale a tocar las puertas de los emprendedores a lo largo y ancho de nuestro país. De hecho, en el ámbito regional, sus desafíos tienen que ver principalmente con trabajar con las pequeñas y medianas empresas en las distintas áreas que componen la matriz productiva regional, como agricultura, pesca, minería, comercio, turismo, etc.
Todo este dinamismo ha propiciado un interés inusitado, especialmente por parte de los jóvenes, quienes han comenzado a tomarle el gustito al emprendimiento. De hecho, y de acuerdo a un sondeo realizado por la plataforma DataEmprendimiento, mientras el año 2001 la edad promedio de los emprendedores era de 55 años en el año 2018 bajó a 35 años. Un cambio relevante en el perfil que encontraría su explicación en que hoy en día hay más jóvenes profesionales que buscan desarrollar sus carreras a través del emprendimiento.
Lo importante es que pareciera ser que, finalmente, el concepto de emprendimiento ha encontrado su sitial y aporte orientado a la construcción, colaborativa y conjunta, de una nación moderna, dinámica e innovadora, incorporando además una mirada activa orientada a mejorar las políticas públicas y favorecer la productividad en Chile desde una mirada de Estado lo cual, dicho sea, garantiza su continuidad y latencia en el tiempo.