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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Prohibición de repartidores de comida a domicilio en departamentos: ¿Discriminación o negligencia normativa?

"¿Ustedes creen que la seguridad aumentará prohibiendo el paso de los señores de los servicios de comida a domicilio? ¿Tendrán, las personas del comité, estudios que avalen y justifiquen la nueva normativa?".

Por Nicolás Ward
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Nicolás Ward es Periodista. Asesor de prensa y diplomado en redes sociales y marketing digital. Twitter: @nicolaswarde

La escena es la siguiente: vivo en un edificio ubicado en Austria con Ricardo Lyon -en la comuna de Providencia- donde pasan cosas extrañas, por decir lo menos. A la ya muy devaluada seguridad que existe aquí, situación que se ha desencadenado con una serie de hechos anómalos que ocurren a diario al interior del inmueble, el Comité de Administración de la comunidad, la cual es controlada por una empresa específica, adoptó una insólita medida. A partir de ahora, se les está negando a los repartidores de comida a domicilio que suban hasta los departamentos para entregar lo que uno pide y, por ende, uno debe bajar a la conserjería a retirarla.

Hasta este punto, no hay un problema mayor. Sin embargo, tal medida -se supone- es para resguardar la seguridad, pero ante todo y lo que es más grave, representa un acto de discriminación y prejuicio hacia los trabajadores de entrega de comida a domicilio, quienes ejercen su labor de forma honrada y profesional. En segundo término, planteo la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si yo bajo a buscar la comida y dejo a mi hijo de 1 año y 2 meses solo en el departamento? ¿Y si a él le ocurre algo en ese lapso de tiempo?

Por mencionar un ejemplo, vivimos en el país más sísmico del mundo y todos sabemos que, en un par de segundos, pueden ocurrir una serie de hechos que podemos lamentar. Dejar a un hijo solo, por más que sean un par de minutos, constituye un acto sin ninguna lógica (y hasta negligente) y existen casos lamentables dados a conocer por la prensa que justifican lo que señalo.

Pasa en todos lados, a lo largo y ancho de todo Chile: ¿Qué sucedería si mi mujer o yo salimos y, por lo mismo, solo uno de nosotros se queda cuidando al niño? O en otro caso un tanto más simple, pero no por eso menos importante: si suena el citófono el que nos alerta a bajar a retirar la comida de despacho, ¿es justo que mi hijo despierte de su siesta? ¿Y si esto ocurre de noche? La escena es obvia: se despertará al pequeño de su sano descanso y luego le costará conciliar el sueño.

Ante todo, ¡que se entienda! No quiero pasar como un columnista que solo tiene una verdad y que no acepta matices. Quiero dejar en claro, por cierto, que se nos puede dar aviso desde conserjería de una visita de nuestros familiares o amigos o de un repartidor mediante WhatsApp, lo que dejaría a todos más contentos. De esa manera, nos evitaremos ruidos excesivos en horarios incómodos. Hagamos uso de la tecnología; para eso llegó: para quedarse y para hacernos un poco más fácil la vida cotidiana.

¿En qué pensaban con una medida como la que propusieron desde el Comité de Administración del edificio donde vivo, respecto a evitar el paso de los repartidores de comida a domicilio hasta los departamentos? ¿Tendrán experiencia previa en comités? Se diría que no.
Al parecer, ellos siguen al pie de la letra la lógica del Sillón de don Otto. Hagamos una pausa para explicar esta historia:

Don Otto le dice a Fritz que su mujer lo engaña con Frederick y que los ha visto teniendo encuentros sexuales en el sillón. Don Otto, que no aceptará ese hecho, le dará un giro inesperado a la historia. Algunos días después, los amigos se topan y Fritz le pregunta a don Otto qué ha hecho para resolver el problema. Don Otto, de manera arrogante, le dice que ha resuelto el problema para siempre. “¿Y cómo lo has hecho?”, le pregunta Fritz. Don Otto le dice: “Muy simple, vendí el sillón”.

¿Ustedes creen que la seguridad aumentará prohibiendo el paso de los señores de los servicios de comida a domicilio? ¿Tendrán, las personas del comité, estudios que avalen y justifiquen la nueva normativa?

En primer lugar, se debiese contratar a gente apta para resguardar la tranquilidad de la comunidad y así dejarán de entrar a robar a los departamentos, no romperán las bicicletas en los espacios destinados para guardarlas y, al mismo tiempo, desde el “comité” en cuestión, dejarán de tomar medidas sin ningún tipo de lógica.

¡No más medidas al voleo, por favor!

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