La senadora Aravena
"De todas las comisiones políticas que se realizaron durante 2018, Aravena no asistió a ninguna a pesar de ser vicepresidenta del partido. Además, estuvo en solo tres de los almuerzos de la bancada en el Congreso en Valparaíso que se realizaban semanalmente y en los cuales también participaban el presidente del partido y la secretaria general".
Juan Vallejos Croquevielle es Periodista UDP @juanvallejosc
“No había aprecio ni respeto por mí ahí”, dijo la senadora Carmen Gloria Aravena para referirse a la Juventud de Evópoli y a Evópoli en general. Esto, luego de ser recibida en el comité de senadores de RN tras salir del partido que confió en ella para acompañar a Felipe Kast en las últimas parlamentarias en las que, con solo un 1,8% de votos, obtuvo un puesto en el Senado.
Aravena escogió una frase dura para dar a conocer una de sus razones para renunciar al partido más nuevo de Chile Vamos. Pero también es una frase que perfectamente alguien podría usar en su contra, en el marco del trabajo dentro de Evópoli.
De todas las comisiones políticas que se realizaron durante 2018, Aravena no asistió a ninguna a pesar de ser vicepresidenta del partido. Además, estuvo en solo tres de los almuerzos de la bancada en el Congreso en Valparaíso que se realizaban semanalmente y en los cuales también participaban el presidente del partido y la secretaria general.
Pero, más allá de la falta de compromiso con el que por ese entonces era su partido, el principal conflicto de la senadora Aravena siempre fue con los principios de Evópoli. Principios que, al parecer, no leyó al momento de militar o cuando formó parte de su fundación en la región de La Araucanía.
El primer principio dice que “la familia es el núcleo fundamental de la sociedad y toda forma de ella merece respeto”, lo cual abarca a familias homoparentales, pero Aravena en su primera entrevista tras ser electa senadora, afirmó a T13 que votaría en contra tanto del matrimonio igualitario como de la adopción homoparental. “No es urgencia”, fue su argumento, agregando que “los rechazaría porque creo que no es prioritario”.
Una opinión respetable, pero completamente fuera de lugar si se milita en un partido cuyo primer principio dice todo lo contrario. Ella jamás entendió que “toda forma de familia merece respeto” significaba, entre otras cosas, avanzar hacia el matrimonio igualitario con adopción. Y menos entendió que esa postura de Evópoli, por el hecho de encontrarse en el primer principio, puede ser lógicamente interpretado como uno de los puntos más importantes dentro de un listado de directrices.
De esta forma, su primera entrevista rápidamente comenzó a ser criticada no solo por las organizaciones de la sociedad civil que trabajan por los derechos de la diversidad sexual, sino que también por los propios militantes de Evópoli que exigían una explicación. Lo único que le pedían sus críticos era ser coherente con los principios, cosa que no realizó.
Seis meses después, en una entrevista dada a El Mercurio de Valparaíso, Aravena aseguraba que “Chile no está preparado para el matrimonio igualitario” y que “hoy no votaría a favor del proyecto”. Esto colmó la paciencia de la Juventud de Evópoli quienes, de manera privada, le hicieron llegar una carta a la senadora expresándole su malestar.
Finalmente ella optó por renunciar a la vicepresidencia. Un paso al costado que no fue más que un hecho virtual, pues no duró más de cinco días. Pero en abril de este año, renunció al partido la misma semana en que Evópoli realizaba su consejo general.
Es decir, la senadora Aravena renunció a Evópoli un año después de que ella misma estuviera frente a los militantes contando la historia de cómo obtuvo un escaño senatorial con no más de un 2% de los votos y que, si no fuera porque Felipe Kast, ella hubiera renunciado a su puesto en el senado incluso antes de asumir el cargo.
Pero todo cambió en un año y, mientras Hernán Larraín Matte lideraba el consejo general 2019 que se realizaba en el exCongreso, la senadora Aravena aparecía en un vídeo proyectado en el salón de al lado (literalmente al lado) saludando a militantes de Renovación Nacional en el marco del “Primer Encuentro Nacional Social Cristiano”.
En el vídeo afirma que su renuncia tenía que ver “con los valores y principios cristianos” y además agregó que había aspectos del liberalismo que ella no compartía. Esto se puede complementar con lo que dijo en una entrevista publicada en El Mercurio ese mismo día, diciendo que sus razones “son principalmente diferencias en temas valóricos que no están en la misma línea que el partido”.
Dicho de manera más sencilla, las razones que dio Aravena en sus entrevistas a T13 y a El Mercurio de Valparaíso en 2018, para estar en contra del matrimonio igualitario, eran mentira. Sus razones nunca fueron que para ella “no era prioritario” ni menos “porque Chile no está preparado”. Sino porque su religión le dice que dos personas del mismo sexo no se pueden casar y que son incapaces de criar hijos.
Ella fue incapaz de responder eso a los medios en su momento. De haberlo hecho, de seguro que hubiera sido más polémico, pero por lo menos hubiera sido honesta.
Si bien Evópoli debe aprender de esto y elegir sus cartas para las elecciones con mayor cautela, lo cierto es que sin Aravena están mejor que nunca. Fue ella quien no mostró aprecio ni respeto hacia el partido y no al revés. Evópoli ya no debe lidiar con una persona que militó en lo que jamás debió haber militado.