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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Orwell tenía razón: “Quien controla el presente, controla el pasado”

"El Gobierno busca mecanizar a nuestros jóvenes con la intención de construir una ciudadanía cada día más apática, consumista y poco crítica de la realidad".

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Raúl Saldívar Auger es Diputado de la República, distrito 5

George Orwell en su obra “1984” sentenció “Quien controla el pasado controla el futuro. Quien controla el presente controla el pasado”. La premisa, vista en la distópica obra de Orwell, dista mucho de ser sólo ficción, es una estrategia política y hoy vemos como el gobierno encabezado por Sebastián Piñera la está utilizando al suprimir el carácter obligatorio de la asignatura de Historia y Geografía en terceros y cuartos medios. ¿El objetivo? Seguir empobreciendo el carácter ciudadano de nuestra alicaída educación, específicamente la asignatura que busca crear ciudadanos críticos y ciudadanos activos dentro de nuestra sociedad.

La educación desde tiempos muy tempranos ha servido para transmitir conocimiento y para crearlo, además ha dado herramientas a los miembros del grupo para poder vivir en un entorno siempre hostil. A modo de ejemplo, en la oscuridad de las cavernas fue el relato oral el encargado de transmitir los saberes que se iban acumulando en la comunidad y es en este estadio de la humanidad donde nacieron los mitos, que buscaron explicar fenómenos incomprensibles para ellos.

Los estándares internacionales nos afirman de que la educación chilena es mediocre, incluso aquellos colegios que seleccionan en base al mérito y al precio de los aranceles no tienen un resultado considerablemente mejor. En efecto, Según los resultados pruebas estandarizadas como PISA, los “mejores” estudiantes chilenos sólo alcanzan a los estudiantes promedios de países como Japón o Singapur. Al respecto, esto si bien es lamentablemente, debo señalar que no es mi principal preocupación.

Lo verdaderamente preocupante es que se ha tergiversado y minimizado la función social de la educación, pues, en la actualidad ésta sólo es vista como la formación de actores productivos dentro del sistema económico y se le ha restado el carácter de crecimiento permanente tanto a nivel personal como social, que buscaba -desde un enfoque liberal- formar mejores seres humanos y ciudadanos. Una visión muy distinta a la visión neoliberal actual.

Según el Mineduc, el contenido de la asignatura Historia en ningún caso se perderá, pues serán impartidos en primer y segundo año medio. Sobre este punto considero que ello no es correcto, ya que, los aspectos históricos impartidos en tercer y cuarto medio son de fundamentales para comprender el mundo de hoy, por lo que deben ser impartidos a los adolescentes que están ad portas de egresar y convertirse en ciudadanos.

Sin embargo, quiero señalar que entiendo la postura del gobierno, pues, representa a un sector político que siempre ha estado en contra del conocimiento crítico y de la participación política. Por esto mismo, no es homologable formación ciudadana con Historia, pues esta última brinda la base donde se cimenta la ciudadanía, especialmente en los tiempos que corren, debido a que en los últimos años se ha ido cambiando el paradigma del cómo se imparte esta asignatura y en buena hora se ha puesto más énfasis en los procesos históricos que en fechas e hitos históricos.

Hoy el gobierno, en vez de preocuparse sobre la escasa educación cívica de nuestros jóvenes, de que estos no conocen los distintos poderes del Estado, ni sus derechos y deberes y que desconocen elementos que le servirán de por vida, el Ejecutivo se preocupa de potenciar áreas técnicas y debo decir que esto no es baladí, pues responde a una visión ideológica clara, que busca mecanizar a nuestros jóvenes con la intención de construir una ciudadanía cada día más apática, consumista y poco crítica de la realidad, lo que resulta muy funcional al sistema económico neoliberal.

El Ejecutivo, si de verdad quisiera contar con una ciudadanía crítica, en vez de que se imparta realmente la historia de Chile y el cómo nos hemos convertido en el país que somos, un país con extrema desigualdad, donde el 1% más rico concentra el 33% de la riqueza, donde las AFP tienen cientos de miles de millones de utilidades a costa de la pobreza de los trabajadores jubilados. Esta parte de la historia claramente no es impartida en las aulas. Tampoco aparece en los textos escolares. Esto es visto como un periodo oscuro, un vacío que va desde fines de los años sesenta y comienzo de los años noventa, una tábula rasa, una zona nebulosa y gris y que no explica el proceso sangriento que significó la imposición del neoliberalismo en Chile. Sobre este punto la respuesta es obvia, ya que, hoy aquellos que participaron activa o pasivamente en este proceso y ante el escrutinio público, miran hacia otro lado, y quieren desentenderse de ello. Ellos, utilizando la desinformación buscan la naturalización de la desigualdad extrema que hoy vivimos y no quieren reconocer que -parafraseando a Carlos Marx- hubo un proceso de acumulación originaria de capital y que saquearon y desmantelaron al estado, además de empobrecer la educación pública, quitarle derechos laborales a los trabajadores, todas partes del proceso que Joaquín Lavín llamó una “revolución silenciosa”.

Establecer el carácter voluntario de la asignatura de Historia es una noticia triste y debo decir que esto no afecta sólo a los jóvenes de hoy, sino afectará a la sociedad entera de hoy y del futuro cercano, pues priva a la ciudadanía de conocimiento relevante, lo que incluso puede significar un empobrecimiento de lo que entendemos por individuo, pues éste no sólo es un consumidor, no sólo es un trabajador sino que además el ser humano debe ser un ciudadano, interesado de la cosa pública, en definitiva un zoin politikon como decían los antiguos griegos.

Dado a la extrema mercantilización de nuestros sistema escolar es muy probable que muchos jóvenes no deseen tomar esta asignatura, pues, la educación ya no es vista como un proceso de crecimiento intelectual o personal, éste se ve como una inversión personal en busca de mayor rentabilidad económica, por lo que las asignaturas más solicitadas serán creo, matemáticas o aquellos que preparan al estudiante para rendir la Prueba de Selección Universitaria y así conseguir un empleo mejor remunerado, lo que en mi opinión es algo negativo, ya que se han desvirtuado los objetivos de la educación. En mi opinión ésta debe ser integral y abarcar amplias áreas del conocimiento y entre ellas, la historia nunca debe ser excluida.

Por lo dicho anteriormente, es que emplazo al Ejecutivo a echar pie atrás en su anuncio, pues, como se ha mencionado en reiteradamente ocasiones, un pueblo que no conoce su historia, está condenado a repetirla. En este caso, es el propio gobierno el que propicia la desinformación por parte de los ciudadanos y eso perfectamente nos puede llevar a cometer los mismos errores del pasado.

Parafraseando a Orwell, “Quien controla el pasado controla el futuro”, y tengo la convicción de que el futuro debe ser nuestro, de los ciudadanos.

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