Informe de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU
Paradojas de la vida. A Michelle Bachelet le deparó el destino que fuera quien diera cuenta ante el mundo, que los opositores al gobierno de Maduro, tenían razones válidas para pedir el cese de una dictadura cruel y que ha despojado a su pueblo de toda dignidad.
Mariana Aylwin es Profesora de origen, política por vocación y a mucha honra. Directora Corporación Educacional Aprender.
La ex Presidenta Michelle Bachelet se tomó su tiempo en ir a Venezuela. Difícil entender por qué, pero los organismos internacionales suelen ser burocráticos en su accionar. Puede ser también, como se ha especulado, que le haya costado llegar al convencimiento de la gravedad de los hechos en la era de Maduro, por su simpatía con el régimen de Chávez.
De hecho, el mundo socialista ha sido ambiguo hasta ahora para aceptar que Venezuela hace tiempo se convirtió en una dictadura, que ha llevado al país a la ruina y que se violan sistemáticamente los derechos civiles, sociales, políticos y, lo que es peor, los derechos humanos esenciales a través de muertes, persecuciones, torturas y violencia contra los opositores.
Paradojas de la vida. A Michelle Bachelet le deparó el destino que fuera quien diera cuenta ante el mundo, que los opositores al gobierno de Maduro, tenían razones válidas para pedir el cese de una dictadura cruel y que ha despojado a su pueblo de toda dignidad.
Bachelet confirma que sólo en 2018 ha habido más de 5 mil muertes por violencia reconocidas por el gobierno. Da cuenta de la existencia de una policía para supuestamente combartir el crimen organizado, responsable de ejecuciones extrajudiciales. De una policía política, responsable de detenciones arbitrarias, torturas y persecuciones a políticos opositores y sus familiares. Informa sobre la discrecionalidad con que se distribuyen canastas mínimas de alimentos, la falta de luz, agua, la crisis sanitaria y la crisis económica. Confirma que están conculcadas la libertad de expresión y opinión, además de la inexistencia de un poder judicial independiente. Y qué decir del éxodo de 4 millones de venezolanos buscando sobrevivir.
El informe tiene la mayor importancia porque se trata de la ONU y de Michelle Bachelet, quienes establecen una verdad irrefutable. Este es un enorme paso. ¿Quién se atreverá a seguir diciendo que la culpa es de Estados Unidos o las sanciones internacionales? Ya no hay excusas.
El problema es qué viene ahora. Porque si bien, el informe contiene recomendaciones para revertir estas situaciones, todas están dirigidas al gobierno de Maduro. Parece ingenuo confiar en que la solución viene de la mano del dictador.
Parece ingenuo también creer que se allanará a un diálogo que posibilite su salida. Al contrario, está aferrado a un poder que ha construido sobre la base de actos corruptos y vinculaciones con narcotráfico, más el apoyo de dictaduras similares o naciones que ven en esta crisis una oportunidad para su propio provecho.
Entendiendo que es un informe de derechos humanos, pero se echa de menos referencia más contundente a la corrupción, el narcotráfico, la presencia de Cuba, la reelección de Maduro en una elección sin garantías democráticas y el establecimiento de una Asamblea Constitucional claramente impulsada para coartar el poder de la Asamblea Nacional, única expresión democrática que va quedando.
No obstante, este informe abre posibilidades para denunciar la dictadura de Maduro por crímenes de lesa humanidad y para reforzar el apoyo necesario para ponerle fin.