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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Construyendo un camino de entendimiento

"Han sido muchos los motivos por los que la elite política en Chile y el mundo en general esté bajo sospecha, ya que la normalización de prácticas como la del secreto ante el ilícito, en una mal entendida lealtad partidaria; sumado al nepotismo; la ilegalidad en el financiamiento de las campañas; y el siempre presente clientelismo; han sido elementos que han tendido a socavar la legitimidad del sistema de representación política":

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Jaime Abedrapo es Director de la Escuela de Gobierno de la USS

Que el sistema político en Chile vive días de crisis de confianza y legitimidad ha sido parte de un diagnóstico compartido tanto por los incúmbentes en la política partidaria, como por la ciudadanía en general.

En los hechos, quien diga sentirse llamado al servicio público es cubierto bajo un manto de sospecha, ya que se asume que muy posiblemente esté buscando satisfacer intereses personales de beneficio material y social. Han sido muchos los motivos por los que la elite política en Chile y el mundo en general esté bajo sospecha, ya que la normalización de prácticas como la del secreto ante el ilícito, en una mal entendida lealtad partidaria; sumado al nepotismo; la ilegalidad en el financiamiento de las campañas; y el siempre presente clientelismo; han sido elementos que han tendido a socavar la legitimidad del sistema de representación política.

La crisis de las instituciones de la República en gran medida es fruto del individualismo/ egoísmo predominante, falta de visión política, pérdida de sentido social y político. En efecto, así se han ido creando las condiciones para un desinterés en participar de lo público, siendo ello causa eficiente para comprender los niveles de desconfianza en las relaciones interpersonales actuales, y de los individuos ante las instituciones y autoridades en general.

En un proceso de precarización de la institucionalidad de nuestro país, se generan los incentivos para confundir la gobernabilidad con un ejercicio del poder según dictaminen las encuestas, cuestión que desdibuja cada vez más la función del líder político, el cual no conduce, sino que tiende a administrar lo que el big data y las encuestas revelan, aumentando la percepción de que a pesar de nuestro pasado de estabilidad institucional, pudiéramos derivar hacia una aventura “populista” (que no es sinónimo de popular), la que finalmente renuncie a la idea de fortalecer las instituciones de la República y tienda a guiar su acción y comunicación según lo que las audiencias esperan escuchar. Es decir, tiempos carentes de compromiso, liderazgo y visión de sociedad.

En un momento complejo para el diálogo político, inmersas en un escenario de crispación política, y en el contexto de una tendencia manifiesta a la polarización del sistema de partidos, se valora la actitud de responsabilidad y el compromiso por la construcción política y social que Soledad Alvear y Mariana Aylwin representan, quienes han decidido coordinar sus esfuerzos para ponerlos a disposición del diálogo, del entendimiento y del acercamiento de posiciones en favor de un bien superior: el bien de la comunidad.

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