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Actualizado el 25 de Noviembre de 2020

Innovación: cómo y por dónde comenzar

Para empezar, es necesario definir un problema relevante para alguien y que se enmarque en la estrategia de la organización.

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Alvaro García Morton es Consultor Senior en La Caja Roja Magister en Diseño Avanzado y docente.

En la columna anterior, nos acercamos de una manera más clara a este término tan abstracto, ajeno y manoseado. Nos atrevimos a definirla de manera simple como “el uso de la creatividad para hacer las cosas mejor”. De hecho, en una reunión la semana pasada con actores relevantes de la industria, se insistió en lo lejano que era percibida la innovación para las empresas y sin duda en esa afirmación hay algo de cierto. El día a día tiende a mantener agobiadas a las empresas con otro tipo de urgencias ,y crearse nuevos problemas parece poco atractivo. Es difícil explicar que en este caso el cliché es más que sólo eso, y que es una manera seria de conseguir mejores resultados.
Nos pasa mucho que nos preguntan cómo empezar y en qué consiste el desarrollo de un proceso de innovación. En La Caja Roja nos hemos dado cuenta que la mayor parte del conocimiento y capacidades se encuentran dentro de la misma empresa, pero que estas necesitan un proceso, una forma ordenada para no perderse así en el camino y generar acciones con foco. Respecto a quién facilita el proceso, creemos que es mejor comenzar de manera tercerizada, ya que la experiencia ayuda en la ejecución, sea esta sobre un proyecto determinado, o de manera más compleja, desarrollando un área encargada de estos temas. Lo bueno de probar la innovación dentro de un caso particular acotado, es que permite experimentar el proceso completo, sus etapas y entender los recursos necesarios, pero sobre todo poder ver los resultados.
Para empezar, es necesario definir un problema relevante para alguien y que se enmarque en la estrategia de la organización. Siempre hay muchos problemas que resolver y será a través de una instancia de jerarquización que se podrá visualizar aquella oportunidad que sea de mayor utilidad o impacto para la empresa. Otorgar la merecida importancia a esta etapa es vital: de alguna manera, definir el problema es -a su vez- definir la solución. Y también es vital contar con el respaldo de la dirección, ya que sin su apoyo los esfuerzos tienden a diluirse en las tareas diarias de la compañía. Para organizaciones más pequeñas la toma de decisión es más fácil, ya que hay menos personas involucradas.
Una vez definida la situación a resolver, nuestro método (M4S) se preocupa de establecer etapas con acciones estratégicas definidas, que comienzan con levantar el punto de vista de la organización y entender así qué está dispuesto a hacer y cuáles son sus condiciones de borde, es decir, sus límites. Las personas y las empresas tienen un sello propio, una propuesta para hacer lo que saben hacer mejor y desarrollar una solución acorde a su propósito y no hacer cosas que en el mediano plazo les “hagan ruido”. Por otra parte igualmente importante es entender el punto de vista de los usuarios, cuáles son su motivaciones y necesidades más profundas, desde donde se pueda construir la solución. En definitiva, estos son los principales ingredientes para desarrollar la innovación, la materia prima para crear nuevas oportunidades. Al tener esto claro, es momento de definir los objetivos que se quieren lograr y contar así con un punto de comparación y poder evaluar los resultados de la innovación. Hemos visto muchos casos que, al no tener un objetivo claro, la innovación se pospone y deja un mal sabor en la organización. Luego se crean instancias de trabajo colectivo, donde se generan muchas ideas que posteriormente se transformaran en la mejor solución. Después ésta se desarrolla, materializa, se implementa a escala y se evalúa.
En resumen, nuestra forma de hacer innovación se trata de, antes que nada:
1) jerarquizar y evaluar las necesidades de la organización
2) entender a quién ejecutará la innovación (es decir, la organización) y a quién se le resuelve un problema, (el usuario)
3) cuáles son los objetivos que se quieren lograr
4) desarrollo e implementación de la solución
5) finalmente, evaluar el resultado con respecto a los objetivos previamente establecidos
Una vez desarrollado este proceso, la organización habrá hecho innovación, seguramente contará con muchas posibles soluciones y sobre todo habrá abierto la puerta a una nueva forma de pensar, que agrega valor a través de la creatividad y el conocimiento.
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