Los niños nunca serán primeros
"Solo recordar que son los mismos que dicen proteger al niño, niña y adolescente, los que posteriormente se sientan a discutir una ley que restrinja sus derechos y los criminaliza sin contemplaciones".
Edison Gallardo es Autor del libro: "Mi infierno en el Sename" y actual director de fundación YNES
Hace solo unos días se votó en Sala de la Cámara de Diputados el proyecto de ley de protección constitucional, en cuya votación se necesitaba un quórum calificado, al no obtenerlo, dicho proyecto fue rechazado precisamente por los mismos bloques que vociferan a todo Chile el eslogan de los Niños primero.
Si bien esto no afecta de manera significativa a Niños, Niñas y adolescentes, ya que existe un convenio vinculante que la reconoce y que fue ratificado por nuestro país hace casi 30 años, que es la Convención de los Derechos de los Niños, nos muestra claramente la utopía del gobierno actual sobre el interés fundamental de proteger a la infancia, más aun, es prueba tácita que los niños, nunca han sido ni serán primero en la fila, tanto para el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Chile está obligado a adaptar su legislación y ofrecer garantías constitucionales que protejan la infancia, pero nuestros diputados deciden votar por partidismo político más que por conciencia social, que es la que debería primar en honor al cargo que detentan. Nada de lo expresado para rechazar la reforma tiene asidero, porque el principio de autonomía progresiva y el derecho de educación y guía preferente de los padres están consagrados en el mismo cuerpo legal, por lo que es falso que pretenda quitar la patria potestad, más bien, obliga al Estado a apoyar a los padres en su ejercicio.
La discusión ha sido ficticia y política con la finalidad de no dar a la autonomía un mayor rango legal (reforma constitucional) que el derecho preferente de los padres.
El no aprobarlo tiene más un efecto político que jurídico pues ya está el Estado comprometido a legislar según ambos principios.
Por otro lado, se creó una comisión especial que investiga la desaparición de niños, niñas y adolescentes en el sistema Sename, desde el año 2010. Un número sorprendente de niños, niñas y adolescentes desaparecidos, estando bajo la tutela del Estado de Chile, es el que está pasando en silencio frente a todo un país, me refiero a seis mil niños y fracción que nadie, ni el Estado chileno, ni el Servicio Nacional de Menores saben, dónde están, entonces me pregunto ¿quién se hace responsable?
No es consistente que las policías tengan un protocolo de búsqueda y que no le asigne las mismas prioridades a un niño que crece en una familia constituida, que aquel que desaparece encontrándose bajo el cuidado del servicio nacional de menores.
Tan abrumador suena esto, que es fácil darse cuenta que nuestras policías son capaces de encontrar primero un vehículo robado que a un niño, niña o adolescente.
¿Quién los busca realmente? ¿Con qué prioridad?
Hay 3.411 niños (fuente Carabineros en Comisión) no habidos desde el año 2010 a 2019. De ellos, 378 son menores de 5 años.
La tasa de eficacia en la búsqueda es 94% para el niño que crece en familia y desaparece, pero si el niño desaparece bajo tutela de Sename, la tasa de efectividad es sólo 55% ¿por qué? 45% niños fugados del Sistema de Protección no son encontrados ni siguen siendo buscados, y esto es lo que nos debería preocupar, pero pareciera que al actual gobierno le importa más aparentar e improvisar en materia de infancia, que actuar concretamente.
La votación del proyecto de protección ya mencionado es una clara visión de lo que acá expreso.
Solo recordar que son los mismos que dicen proteger al niño, niña y adolescente, los que posteriormente se sientan a discutir una ley que restrinja sus derechos y los criminaliza sin contemplaciones, exigiendo realizarles control de identidad por mera sospecha.
Incluso, la misma ciudadanía está más indiferente y apática a la situación que afecta a cientos de niños, niñas y adolescentes.
Mientras tanto, nosotros como sociedad civil tendremos que seguir atrincherándonos y buscando formas de articularnos, para ser escuchados, a pesar de la nula reacción social.
Sufrimos por Sophie, por Ámbar, llenamos las calles exigiendo justicia, ¿y? Se terminó la moda. Chile volvió a guardar silencio avalando así el dolor que sufren bajo la tutela del Estado cientos de ellos.
Única y exclusivamente por que el Gobierno de turno dijo estar mejorando el sistema de Sename, creando residencias modelos mostrando como triunfo mediático Coyhaique, en cuyo lugar, 12 de los 15 niños residentes, fueron retirados de la escolaridad, por el mismísimo organismo Sename.
Cabe señalar que estas residencias no cuentan con programa de salud mental para realizar intervenciones de reparación adecuada.
A pesar de ello, estoy seguro que en lo queda de gobierno, seguiremos escuchando: “Que los niños son primero”. Veremos a los mismos honorables sonreír buscando votos, usando la vulneración infantil como banderita de batalla.
Mientras tanto, serán esos mismos niños usados en campañas electorales, quienes carguen con las malas prácticas de terceros de las que son víctimas perpetuas, ignorando en su inocencia que nunca serán los primeros en la fila.