Pacto Político y Pacto Social
"Para avanzar a un nuevo pacto se debe abandonar la trampa de la dictadura: en vez de incorporar ese nuevo pacto en la Constitución, es necesario desconstitucionalizar".
Rodrigo P. Correa G. es Académico Facultad de Derecho UAI
Chile necesita un nuevo pacto político y un nuevo pacto social. La dictadura sentó las bases de los actuales ‘pactos’ (si así pueden llamarse) en la Constitución. Es la sombra de esa dictadura la que hace pensar que ambos pactos, político y social, deben alojarse en la Constitución. Y es, desgraciadamente, una sombra que dificulta enormemente alcanzar los nuevos pactos que el país urgentemente requiere.
El sistema político desconfía de las mayorías. Esa desconfianza se refleja en excesivos contrapesos institucionales, tales como en los altos quórum requeridos para modificar ciertas leyes y en el desmesurado control que el Tribunal Constitucional ejerce sobre la producción legislativa. Ese carácter contramayoritario de nuestra Constitución ha debilitado el poder del voto y con ello ha contribuido a que las generaciones jóvenes abandonen la política institucional y la sustituyan por diversas formas de protesta.
Un nuevo pacto político exige nuevas reglas que aumenten la dirección de las mayorías sobre la conducción del Estado. Estas nuevas reglas pueden establecerse por diversas vías. Aún si se establecieran por vía de reforma al actual texto constitucional, es evidente que en términos sustantivos estaríamos en presencia de una nueva Constitución.
Por otra parte, la dictadura alojó en la Constitución o en leyes orgánicas constitucionales las bases del actual pacto social. Para avanzar a un nuevo pacto se debe abandonar la trampa de la dictadura: en vez de incorporar ese nuevo pacto en la Constitución, es necesario desconstitucionalizar.
Si la Constitución devuelve agencia política a las mayorías y se limita a establecer las reglas básicas del sistema político y la garantía de los derechos humanos y políticos, habrá entregado a dichas mayorías la potestad para establecer nuevos pactos sociales cada vez que se requiera. Así debe ser. En democracia los pactos sociales deben estar siempre a disposición de las mayorías.
Por otra parte, esta separación entre pacto político y pacto social facilita enormemente la negociación de ambos. Primero, porque una vez que se abandona la idea de que la Constitución debe contener el pacto social, los disensos en torno al sistema político se acotan considerablemente. Segundo, porque al ser siempre revisables, los pactos sociales no requieren hacer concesiones que sean irrevocables por décadas. Si logramos dar este paso, habremos empezado a salir de la larga sombra de la dictadura.