Destrucción creativa
Javier Ramírez es Director ejecutivo KnowHub Chile.
“Yo sé que no resuelve los problemas, o no todos, pero también sé que significa un importante alivio”, dijo el Presidente Sebastián Piñera durante el anuncio de un bono que ha sido criticado por no hacerse cargo del problema de fondo, que no solo tiene una faceta económica, sino también política y que requiere cambios estructurales profundos en ambas dimensiones.
Este cambio, que muchos observan con temor, es una oportunidad histórica.
Lo que se demanda no es una mera redistribución de la riqueza, sino un sistema económico inclusivo que permita acceder a mayores niveles de prosperidad a todos los sectores de la población. Sin embargo, para que esto sea posible, también se requiere un sistema político que realmente nos incluya y represente a todos. Ambos sistemas se retroalimentan y generan crecimiento económico, aunque para que este sea sostenido en el tiempo, se requiere de un tercer elemento: destrucción creativa.
En Chile, gracias a políticas públicas visionarias, se crearon instancias dedicadas a transformar la ciencia y tecnología generada por nuestras universidades, en productos y servicios en beneficio de la sociedad. La destrucción creativa que esto genera, no solo permite la entrada de nuevos actores y modelos de negocio al mercado, sino que crea un mecanismo de movilidad social permanente, que incentiva el pluralismo económico y político. Así, la destrucción creativa que provoca la innovación de base tecnológica, cierra el círculo virtuoso de una estructura política y económica inclusiva.
Nuestro trabajo nace precisamente con este propósito, que en vistas a la coyuntura crítica que enfrentamos, entiende la innovación como uno de los elementos fundamentales del nuevo sistema económico y social del país, y su objetivo de transferencia tecnológica, como un imperativo ético.