Plaza Italia: ¿Dignidad o vergüenza?
"Por tanto me pregunto si, a raíz del cambio de nombre que se propicia para dicha plaza emblemática de Chile, Plaza de la Dignidad ¿no sería más adecuado llamarla Plaza de la Vergüenza?".
Jaime Undurraga M. es Abogado
Cada día que pasa y, en especial, cada Viernes, se me viene esta pregunta a la mente. Dentro de las numerosas frases cliché adoptadas durante los últimos meses en Chile, lo de cambiarle de nombre a la Plaza Baquedano por Plaza de la Dignidad, me parece que es uno más de aquellos.
Después de ver el estado del monumento al General Baquedano y al Soldado Desconocido; después de observar los innumerables destrozos a todo el vecindario y las condiciones desastrosas y humillantes a que están sometidos los vecinos de dicho sector; después de ver los resultados de actos de violencia extrema en comercios y todo tipo de locales comerciales, de los cuales depende la supervivencia de esforzados empresarios y trabajadores; después de ver los destrozos mayores a iconos del ese lugar en Santiago, como el Cine Arte, la iglesia de Carabineros, la sede del Universitario Pedro de Valdivia, el ingreso de vándalos a la Embajada Argentina y otros más.
Igualmente después de observar la absoluta inexistencia de un servicio de inteligencia que permita tener alguna luz acerca de las causas, responsables y eventuales prevenciones a tomar respecto a la violencia.
O anotar la increíble ineficacia y superación de las fuerzas policiales por estos grupos de vándalos (atribúyanle la composición que quieran) que se jactan de sus actos en frente de todo un País atónito.
O reconocer la increíble cobardía y egoísmo de casi toda la clase política – lejos la más mediocre que me ha tocado conocer – para no cerrar filas con los demás poderes del Estado ante tal violencia y respaldar el restablecimiento de verdad del Estado de Derecho, terminando con los eufemismos.
Al igual que anotar la increíble ineficacia que ha demostrado el Gobierno en el manejo de una de las perores crisis sociales y políticas que ha sufrido el País en los últimos 40 años, vuelvo a pensar en la Plaza Italia como un verdadero símbolo de lo que está pasando en Chile; de “su despertar”.
Si la Dignidad se define como “la cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás…” o, tratándose de lugares, “cualidad de las cosas que merecen respeto”, son precisamente dichas características las que faltan absolutamente en los hechos que se han concentrado en esta plaza simbólica de Santiago. Al revés, los hechos que ocurren diariamente en Plaza Baquedano y sus alrededores son la antítesis de lo anterior.
Por tanto me pregunto si, a raíz del cambio de nombre que se propicia para dicha plaza emblemática de Chile, Plaza de la Dignidad ¿no sería más adecuado llamarla Plaza de la Vergüenza?