El Acuerdo del Siglo y la decadencia de occidente
"En el contexto de la campaña electoral interna en Israel que está a pocas semanas de finalizar, Trump no escatime esfuerzos en influir en dicho proceso".
Jaime Abedrapo es Director de la Escuela de Gobierno de la USS
El Presidente Trump ha anunciado nuevamente que presentará el “Acuerdo del Siglo” para Israel, el cual según ha trascendido imposibilitará la creación del Estado Palestino, siendo una propuesta que pondría fin al régimen internacional vigente, ya que implícitamente viola tratados internacionales y resoluciones del sistema de Naciones Unidas vigentes desde la creación de Israel el año 1948 hasta nuestros días. Esta “propuesta” cuestiona principios del derecho internacional como el de autodeterminación de los pueblos y del régimen internacional de los derechos humanos, como el derecho a la libertad, identidad, entre otras decenas de normas trascendentes.
Posiblemente la propuesta será la antesala oficial del fin de la observancia por parte de Estados Unidos de la Carta de los Derechos Humanos de 1948, ya que si la propuesta, según advierte la prensa internacional, entrega Jerusalén como capital exclusiva a Israel; reconoce la soberanía israelí en los asentamientos ilegales de colonos en Cisjordania (cuestión que ha defendido la Casa Blanca); y además exige a los palestinos que reconozcan a Israel como un Estado judío; entre otras imposiciones en contra de un pueblo que vive en ocupación, se advierte que está implícita la no aceptación de normas que emanan desde la misma dignidad humana y que se han recogido en la Carta de las Naciones Unidas.
El cambio de época al cual asistimos a través de líderes como Trump, nos advierte de un renacer de la anarquía mundial en la cual la Casa Blanca abandonó los acuerdos nucleares con Corea del Norte e Irán en el ámbito geopolítico, reinició carrera armamentística y nuclear con Rusia, invistió a la potencia que amenaza con su papel de hegemón, China, en el ámbito comercial y estratégico por ahora. A esta larga lista de elementos constitutivos del cambio paradigmático mundial y el desinterés por el respeto a los acuerdos de estabilidad mundial y, sobre todo, a las personas, se suman otras acciones como el trato dado a los hijos de inmigrantes indocumentados en la frontera de Estados Unidos, transgresiones sistemáticas al derecho internacional público, amenaza del uso de la fuerza permanente a través de sus cuentas de twitter, entre otros elementos más que constituyen violaciones flagrantes a los derechos humanos y el régimen internacional.
Así se comprende que, en el contexto de la campaña electoral interna en Israel que está a pocas semanas de finalizar, Trump no escatime esfuerzos en influir en dicho proceso. Ello, aunque implique una vez más desconocer públicamente los derechos humanos y políticos del pueblo palestino y el derecho internacional existente.
En efecto, el Acuerdo del Siglo que contará con la presencia de dos candidatos a la primera magistratura israelí no ha sido acordado con los palestinos, y sólo tendría dinero como compensación para ellos. Es decir, a cambio de dólares se conculcaría la posibilidad de un Estado Palestino, de la identidad palestina y el derecho a su soberanía (libertad).
En consecuencia, aunque la estrategia no busque un acuerdo para Israel y Palestina, sino más bien apoyar liderazgos y lineamientos en Israel, el costo está en la credibilidad del régimen internacional y, sobre todo, en la capacidad de comprender la importancia de respetar los derechos humanos. El legado que construye Estados Unidos en estos días permite afirmar que estamos siendo testigos de un retroceso para la humanidad.