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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

El feminismo nos beneficia a todos

No hay quien no se beneficie de la lucha feminista, pues han sido ellas las que han asumido el rol fundamental de obligarnos a abrir los ojos y reconocer las abismantes distorsiones de nuestra sociedad actual, repleta de estructuras de privilegios que ya no tienen cabida en este escenario de demandas sociales.

Marcha 8M
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Pablo Ramírez es Subgerente de zona norte de Fondo Esperanza

A propósito de una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer, es inevitable relacionar esta fecha con el actual contexto que vivimos como país, donde se han alzado enérgicamente las principales demandas que impactan en la calidad de vida de millones de personas y que nos mueve a trabajar por una sociedad más justa y equitativa.

En este contexto, tenemos que reconocer que una de las principales voces ha sido la de las mujeres y que, sin dudas, no hay quien no se beneficie de las demandas feministas.

Porque -más allá de las peticiones específicas del género- integrar y considerar a la mitad de la población en igualdad es, primero, un avance en sensatez, pues es lo racional construir con todas, todos y todes sin exclusiones; y, por demás, un acto de justicia que solo permitirá que nuestra sociedad se desarrolle y crezca.

Y está bien que nos hagamos nuevas preguntas respecto a cuál es esa sociedad que queremos ver crecer, cuáles son los roles y paradigmas que debemos destruir y, en el intertanto, cómo participar del proceso dándole a cada uno el espacio que demanda para liderar e impulsar estos cambios.

No hay quien no se beneficie de la lucha feminista, pues han sido ellas las que han asumido el rol fundamental de obligarnos a abrir los ojos y reconocer las abismantes distorsiones de nuestra sociedad actual, repleta de estructuras de privilegios que ya no tienen cabida en este escenario de demandas sociales.

Han sido ellas las que nos han dicho -ya en todos los tonos- que las desigualdades en las que viven las mujeres no solo repercuten en ellas, sino en la sociedad completa, empobreciéndola y retrasándola. Y, aún más triste, hemos sido testigos de la frecuencia con la que se enjuicia y descalifica a las mujeres por exigir igualdad, como si se tratara de una guerra de los sexos; sin comprender que el feminismo no es, ni remotamente, una lucha contra los hombres.

Ya sobran las estadísticas y estudios para avalar lo anterior, que una sociedad crece cuando integra, no cuando ignora, por lo que desde nuestro trabajo diario con alrededor de 15 mil emprendedoras de la zona norte del país, acompañamos y aplaudimos la lucha por la dignidad y la igualdad de oportunidades para todas, todos y todes.

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