Desempleo en tiempos del virus
"Probablemente, mientras más duren las medidas de distanciamiento social y confinamiento, más tiempo tardará la recuperación del empleo".
Marcelo Soto es Consejero económico Misión Permanente de Chile ante la OCDE
La primera y más dramática consecuencia de la pandemia de covid-19 es la sanitaria. Decenas de miles de personas han muerto producto de la enfermedad y se espera que esta cifra siga aumentando en las semanas y tal vez meses a venir. La cifra de contagiados se encumbró a cerca de dos millones de personas a mediados de abril.
Distintas páginas web llevan una contabilidad precisa del número de nuevos casos detectados cada día en casi cualquier país afectado por la epidemia. Sin embargo, en forma paralela aunque soterrada, se está produciendo un segundo drama. La pérdida de puestos de trabajo alrededor del mundo tiene pocos precedentes en la historia económica. Aunque es demasiado pronto para hacer una evaluación acabada, cifras oficiales nos dan una idea de la magnitud del desastre. Los primeros datos disponibles para algunos países OCDE indican que el desempleo en Canadá aumentó en dos millones de personas en apenas dos semanas, la tasa de cesantía en Noruega alcanzó niveles no vistos desde la segunda guerra mundial y en Gran Bretaña el número de nuevas solicitudes de ayudas por desempleo se multiplicó por diez en la segunda quincena de marzo. En Estados Unidos, la mayor economía del planeta, el número de demandantes de empleo en las últimas tres semanas aumentó en cerca de 16 millones de personas. La OCDE estima que el impacto de la pandemia en la economía puede ser equivalente a una caída del PIB de 2% por cada mes de confinamiento completo de un país. Las estimaciones varían en cada país y dependen de las características de las economías, siendo más afectados los estados que dependen más del turismo y de sectores relacionadas con transporte y desplazamientos.
Los gobiernos se han movilizado con rapidez para implementar medidas de alivio de corto plazo. Países como Australia y Reino Unido permitieron la postergación de pago de impuestos a ciertas empresas y, en particular, a las pymes.
Alemania y Dinamarca establecieron medidas similares para empresas de todos los tamaños. Algunos gobiernos también han extendido el seguro de desempleo a trabajadores informales, facilitado el acceso a las ayudas sociales y otorgado una transferencia monetaria adicional a las familias de ingresos bajos que perdieron el trabajo. Francia y España permiten acceder al seguro de desempleo manteniendo el contrato laboral entre trabajadores y empresas para así intentar conservar el empleo en sectores que enfrentan una caída temporal en la demanda. Varios gobiernos han anunciado líneas de crédito para las pymes. Todas estas medidas, la mayoría de las cuales también han sido adoptadas en Chile, están enfocadas a minimizar las pérdidas de puestos de trabajo, apoyar la actividad económica en el corto plazo y dar un sustento financiero a las familias de bajos recursos.
Las consecuencias a largo plazo en el mercado laboral son, sin embargo, difíciles de anticipar. Probablemente, mientras más duren las medidas de distanciamiento social y confinamiento, más tiempo tardará la recuperación del empleo. En efecto, una hibernación prolongada de la economía significa que un número importante de empresas, sobre todo las más pequeñas y con menor liquidez, deberá cerrar definitivamente. Pero incluso si la hibernación fuera corta, el empleo no volverá rápidamente a los niveles previos a la pandemia debido a lo que los economistas llaman histéresis, es decir la tendencia del desempleo a prolongarse incluso después de desaparecer las circunstancias que lo originaron.
En este contexto resulta fundamental que los gobiernos se anticipen a las necesidades que tendrán trabajadores y empresas en un futuro cercano. Concretamente, medidas que fomenten la adquisición de nuevas habilidades de los trabajadores con menores competencias, durante y después del confinamiento, podrían ayudar a acelerar la recuperación del empleo. Las oficinas de empleo jugarán también un rol fundamental y por ello es importante que cuenten con las herramientas para funcionar de forma eficaz.
Sin duda el uso de herramientas digitales tendrá un rol mayor, dado que instituciones y trabajadores se habrán visto forzados a experimentar el uso de nuevas tecnologías. La educación a distancia, la telemedicina o incluso el otorgamiento de permisos para salir en cuarentena son algunos ejemplos de esta interacción laboral más digitalizada. Al final de esta nueva crisis, el mercado laboral y empresas serán distintos de lo que existía antes de la pandemia. Lo importante es que los estados sean capaces de alcanzar ese nuevo equilibrio rápidamente una vez terminada la epidemia y para ello se debe actuar pronto.