La hora de “dar el ancho”
"Tanta mutabilidad en las circunstancias y tan poco cambio en la lógica obstruccionista terminará por pasarle la cuenta a la izquierda en la medida que el Gobierno sea capaz de manejar de mejor forma el segundo tiempo del estallido".
Juan L. Lagos es Investigador Fundación para el Progreso
Si la oposición fuera un chiste sería el del entrenador que desde la esquina sigue alentando a su boxeador vencido hasta el absurdo de recomendarle lo siguiente: «si lo matas, empatamos». Hace rato que la izquierda está a los tumbos y no encuentra otra salida que llevar al Gobierno del presidente Piñera a la misma situación. Se trata de una verdad tan evidente que la novedad solo está en quienes han empezado a reconocerla: a comienzos de semana fue Ricardo Lagos, quien señaló que la oposición «no está dando el ancho» en el manejo de esta crisis y luego The Clinic dedicó una portada en blanco para reflejar los aportes de la oposición en época de Coronavirus.
Que dos referentes culturales de la izquierda le aticen de esta manera a su sector debería encender las alarmas en las huestes socialistas, comunistas, socialdemócratas y democristianas. Es un claro llamado a la generosidad en estos momentos duros: hoy la unidad es más necesaria que nunca y es la gran ocasión para que la clase política demuestre que aquellos que la denostan y apuestan por su fin están profundamente equivocados. Aunque también es un llamado al realismo: quiéranlo o no Chile está sorteando de buena manera esta crisis y nada se debe a la oposición.
Estando tan cerca de derrocar al Gobierno hay quienes siguen aferrados a la lógica post 18 de octubre sin entender que el escenario ha cambiado y que la realidad terminó por superar a la política. Hoy se echan en falta los servicios destruidos y los recursos dilapidados por la incapacidad de contener la violencia. Algunos quisieron extender la retórica de la crisis precedente a la emergencia sanitaria actual diciendo que esta iba a ser la prueba de fuego del sistema neoliberal y les salió el tiro por la culata: el progreso de treinta años se ha notado y se ha traducido en mayor testeo y menor mortalidad, señales inequívocas de que la correcta gestión del Gobierno no hubiera sido posible sin la riqueza generada en este tiempo. Otros se esmeran en recordarnos que el coronavirus pasará y volverá la revolución por donde iba, sin embargo ¿qué mejor forma de evidenciar el periodo excepcional si no es cambiando de actitud? Tanta mutabilidad en las circunstancias y tan poco cambio en la lógica obstruccionista terminará por pasarle la cuenta a la izquierda en la medida que el Gobierno sea capaz de manejar de mejor forma el segundo tiempo del estallido.
La oposición —o parte de ella— aún está a tiempo de enmendar el rumbo. Todavía pueden darse cuenta de que, en este caso, la generosidad es la mejor forma de ser pragmático. La crisis sanitaria está lejos de ser superada y nos espera un largo proceso de reconstrucción. El llamado del nuevo presidente de la Cámara de Diputados a una “tregua parlamentaria” es una oportunidad para toda la clase política. Es cierto que hace poco hubo un torrente que estuvo a punto de anegar La Moneda, pero «agua pasada no mueve molino». El bien ya no se encuentra en el perjuicio del contrario, porque esto nos cuesta vidas. Llegó la hora de dar el ancho por el bien de Chile; del Gobierno y de la oposición.