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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

La educación online: el desafío universitario en el nuevo contexto

"La educación online implica un cambio de paradigma, en el que la autogestión del estudiante, el manejo de los tiempos y los abordajes docentes son muy distintos".

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Paola Espejo es Vicerrectora UDLA Sede Viña del Mar.

La actual emergencia sanitaria mundial nos ha enfrentado a nuevos escenarios en múltiples aspectos de nuestras vidas. Uno de ellos es el drástico cambio de pasar de un proceso educativo presencial a otro a distancia, online o e-learning, estas últimas dos definiciones relacionadas directamente con la intermediación de internet.

En el caso de la educación primaria y secundaria, prácticamente sin experiencia anterior; colegios, liceos y centros educacionales debieron adaptarse de un momento a otro -con los recursos disponibles- a esta situación forzada por la contingencia.

En el ámbito de la educación superior, esta situación aterrizó en terreno más conocido. Muchas instituciones venían incursionando, con mayor o menor éxito, en la educación online, ya sea a través de capacitación, posgrados o carreras. No obstante, nadie estaba preparado para este nivel de masividad.

La Unesco cifra en 58 millones los estudiantes de educación superior que se encuentran sin asistir a sus centros de estudio, cuya única alternativa es la educación online o el e-learning, datos que irán aumentando a medida que esta pandemia continúe su avance sin tregua. Es, por lo tanto, el gran desafío de hoy: el dar continuidad a la formación de nuestros estudiantes, estresando los sistemas a su máximo, capacitando a los docentes contra el tiempo, respondiendo a este nuevo escenario con dedicación y profesionalismo.

Las nuevas metodologías online nos compelen a mirar el proceso de enseñanza desde otra perspectiva. Sería un error, tanto de parte de los estudiantes como del cuerpo académico, el mirar el e-learning como una extensión de la presencialidad o creer que el docente sólo debe realizar su clase cambiando el formato de la sala a una herramienta tecnológica que facilite la clase sincrónica. La educación online implica un cambio de paradigma, en el que la autogestión del estudiante, el manejo de los tiempos y los abordajes docentes son muy distintos.

La educación online es la expresión máxima de una nueva educación, donde el profesor es verdaderamente un facilitador del aprendizaje, una guía, un acompañante, una figura secundaria ante el desarrollo de las capacidades de este nuevo estudiante universitario. Es por esta razón que las clases sincrónicas, es decir, las que emulan a una clase presencial, deben ser solamente un complemento de otras metodologías de trabajo a distancia, asincrónico. El envío de textos para analizar, la búsqueda de información autogestionada, los foros, wikis, las clases pregrabadas, videos, audios y el intercambio de información en red, todo esto constituye la educación online.

Pero este panorama no es nuevo, pues desde hace varios años que muchas instituciones nacionales e internacionales miran a la educación online desde una ventana de desconfianza. Desde lejos y en otro contexto, se veía sólo como una buena idea, sobre todo porque permitía niveles de alcance sin fronteras, la posibilidad de romper la barrera física para llegar a estudiantes de un mundo globalizado, y es por esta razón que la incursión de la mayoría de las universidades se limitó al ámbito de la educación continua.

En los últimos cuatro años los programas online aumentaron en Chile, de 140 a 353. La diferencia la marcaron algunos institutos profesionales y universidades que, de manera visionaria, se adelantaron a su tiempo fortaleciendo el e-learning y transformando sus carreras hacia estos formatos. Según datos del Servicio de Información de la Educación Superior (SIES), son cuatro las instituciones que tienen el 80% de estos programas. Pero los tiempos ahora son otros. La desconfianza debió transformarse en acción, la alternativa se transformó en mandato.

Es el momento de la reivindicación de este tipo de educación, de entender su dinámica y abrazar sus beneficios, que son muchos. Aquellas universidades que decidieron avanzar en este sentido, antes de tiempo, son las que tendrán mejores resultados.

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