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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

Primera infancia y Covid-19: una realidad ignorada

"Para un desarrollo adecuado y sano, se deben asegurar una serie de condiciones que lo favorezcan en términos de acceso a la salud, nutrición, educación y protección".

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Estela Ortiz Rojas es Encargada del Área de Infancia de la Fundación Horizonte Ciudadano.

Las autoridades han informado que la primera infancia no constituye un grupo de riesgo en esta pandemia, pero los números muestran una realidad distinta: el último informe epidemiológico entregado por el Ministerio de Salud informa de 400 niños y niñas, entre 0 y 4 años, contagiados con Covid-19.

Esta es una realidad ignorada. Y es lamentable: los efectos colaterales en el desarrollo de los niños pueden ser devastadores.

Durante sus primeros mil días de vida, niños y niñas crecen más que el resto de su vida, su peso se triplica desde el nacimiento hasta el primer año; crecen aproximadamente dos centímetros cada mes, y desarrollan hasta el 80% de su cerebro. Para un desarrollo adecuado y sano, se deben asegurar una serie de condiciones que lo favorezcan en términos de acceso a la salud, nutrición, educación y protección.

La ONG Activa ha reportado un aumento del 42% los casos de violencia hacia niños y niñas durante la pandemia. Si bien el fenómeno de la violencia intrafamiliar y, específicamente, hacia los niños y niñas no es nuevo, los efectos de las medidas tomadas para su protección no han sido considerados.

Respecto a la nutrición, pese a la entrega de alimentos a los grupos pre escolares y escolares, esta no ha llegado a todos: sólo el 70% de la educación pre escolar y el 80% de la escolar ha recibido el beneficio.

En Chile, la realidad de la primera infancia migrante está invisibilizada: son tristes las imágenes que se observan afuera del consulado de Bolivia, donde decenas de familias que desean volver a su país están junto a sus hijos e hijas, agrupados en la calle, exponiéndose al virus.

En este contexto, los riesgos que enfrenta el desarrollo de los niños y niñas más pequeños, son compartidos en América Latina y el Caribe, razón por la cual, líderes de 18 países de la región, agrupados en la Red Convergencia para la Acción (www.convergenciaparalaaccion.org) firmaron una declaración pública llamando a los gobiernos y a la sociedad civil a avanzar en la identificación e impulso de acciones urgentes que aseguren condiciones mínimas para el pleno desarrollo de niños y niñas durante la pandemia.

En esta red se exige asegurar la posibilidad de salidas diarias de niños y niñas para el desarrollo de actividades recreativas, bajo condiciones que resguarden su salud, la de su familia y de la comunidad. En relación con la violencia intrafamiliar, piden asegurar la disponibilidad de canales de denuncia; asegurar el funcionamiento de programas de prevención de la violencia y de protección de las víctimas, resguardando el derecho a vivir en familia y medidas alternativas a la institucionalización.

En Chile, el aumento de la violencia en los hogares, la entrega de alimentos nutricionales adecuados, el acceso a la salud preventiva y tratamientos, el apoyo en el cuidado y la estimulación debieran ser un tema central de abordaje de la crisis, sin olvidar a aquellos que se encuentran aún más excluidos: los niños y niñas indígenas, en situación de calle, los migrantes y los que están en situación de discapacidad, para los cuales es un deber del Estado otorgar garantías reforzadas para proteger sus derechos.

Si lo hacemos bien, no sólo ganarán los niños, también lo haremos como país. Depende de las autoridades el no olvidar a los niños más pequeños, ni en esta pandemia ni nunca más.

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