Convivencia virtual en tiempos de pandemia
La convivencia virtual no es un problema tecnológico, sino un problema social que se deriva de la aplicación de la tecnología.
Claudia Rodríguez T. es Directora ONG No Chat Presidenta COSOC Subsecretaría de Transportes
Uno de los grandes desafíos que nos impulsa esta pandemia a nivel global, es transformar las actividades presenciales en ambientes virtuales o remotos de manera urgente, sin mucha preparación o capacitación previa.
Desde que se empezaron a decretar las primeras cuarentenas en nuestro país, empresas, colegios y universidades se enfrentaron al desafío “casi experimental” de volcarse masivamente al trabajo remoto o a distancia, incorporando plataformas digitales, adquiriendo licencias para aumentar el uso, aumentando velocidad de internet o comprando dispositivos con el fin de continuar con las actividades de la vida diaria.
¿Estábamos preparados para interactuar masivamente vía remota? La convivencia virtual entendida como la forma en que nos relacionamos con los demás en internet, conformada por una serie de protocolos que permiten la correcta interacción con la comunidad digital, se ha visto alterada en esta pandemia. Donde el respeto y el adecuado comportamiento digital ha quedado en tela de juicio.
Las normas de convivencia, donde prima el respeto, la empatía y la comunicación no pueden olvidarse, aunque la vía de comunicación actual sea lo virtual. Resulta necesario reforzar esas conductas, sobre todo cuando hoy los niños, niñas y adolescentes están
desarrollando educación a distancia y sus padres teletrabajando junto a los diferentes roles del hogar.
Las soluciones de teletrabajo o educación a distancia que se están tomando ante esta crisis sanitaria, pueden crear una ventana de oportunidades, pero a la vez ser un espacio para la pérdida de planificación, desarrollo y empatía.
El uso de las tecnologías facilita el trabajo en equipo, pero requiere habilidades y competencias diferentes a las que usamos en las reuniones cara a cara.
Por otro lado, el teletrabajo en tiempos de pandemia, evidencia grandes brechas en lo público y lo privado, en lo rural/ urbano y en las diferentes regiones del país.
La multiplicidad de roles que recae en la mujer genera sobrecargas de género que imposibilitan continuar con el desarrollo normal de las actividades laborales, educacionales o personales.
Hoy la convivencia virtual no es un problema tecnológico, sino un problema social que se deriva de la aplicación de la tecnología.