Actividad física en casa, casa tomada
Según la encuesta nacional de actividad física y deporte 2018, la automotivación es la mayor razón (59%) por las cuales los sujetos hacen deporte. Pero este factor puede estar siendo afectado por la cuarentena.
Jorge Mauro es Académico de la Escuela de Kinesiología UDP
“… han tomado la parte del fondo.
Dejó caer el tejido y me miró con sus grandes ojos cansados.
– ¿estás seguro? –
– asentí.
– entonces – dijo recogiendo las agujas – tendremos que vivir en este lado.”
Casa tomada, Julio Cortázar
Las labores sociales que antes desarrollábamos fuera de casa, hoy han ido permeando al interior de ella, haciendo de este refugio un lugar, a veces, dañino.
Para disminuir los daños, los expertos en salud hemos querido ayudar dando recomendaciones necesarias para salvaguardar y contribuir a la salud de los encerrados.
Pero muchas de esas recomendaciones se han ido “tomando los espacios de la casa” llegando a construir verdaderos muros de culpa mental, en particular en aquellas personas que sus determinantes sociales les impiden seguir las recomendaciones.
El llamado a mantenerse activos físicamente se ha propuesto como un mecanismo de protección sicológica e incluso biológica, dado el eventual efecto protector del ejercicio en situación de inflamación como la que genera el COVID-19.
Además, la mantención de peso es más efectiva cuando la dieta se acompaña de ejercicio y los sujetos con mayor índice de masa corporal han mostrado un nivel de afectación mayor que los normopesos.
Pero este llamado masivo a realizar actividad física en los hogares recae sobre una población donde, según la encuesta nacional de salud 2017, más del 85% es sedentario y de este porcentaje el problema más grave está en niveles socioeconómicos más bajos.
Dada esta alta proporción, es ingenuo pensar que la recomendación de realizar actividad física encontrará tierra fértil. Más aún cuando el clima actual tiende a tener a una población que refiere mayor desmotivación.
Motivación que es necesaria para realizar el cambio de conducta para tener un hábito deportivo. De hecho, según la encuesta nacional
de actividad física y deporte 2018, la automotivación es la mayor razón (59%) por las cuales los sujetos hacen deporte. Pero este factor puede estar siendo afectado por la cuarentena.
De acuerdo a la misma encuesta, solo el 15,8% de las personas que hacen actividad física lo hacen en su casa, y la mayor proporción en espacios fuera de ella que hoy por la pandemia no pueden utilizarse.
Y de los que no realizan actividad física en su mayoría no la realizan por falta de tiempo, tiempo que hoy en casa está siendo empleado
en teletrabajo, estudio y otras actividades familiares que restringen el tiempo disponible para la actividad física.
Dada estas características, las recomendaciones deben ir acompañadas de un programa de acompañamiento que se haga cargo de las determinantes que influyen en la decisión y mantención de este hábito.
El acompañamiento debe, sobre todo en población de salud más vulnerable, ser guiada por expertos en salud y actividad física, como el kinesiólogo/a para una dosificación segura en la práctica.
Esta guía a través de monitores (como personal training, profesores/as de educación física, kinesiologas/os, etc), en población sana y enferma ha demostrado ser más efectiva en la adherencia en mantención de un plan de ejercicio. Además de que la individualización de los programas ofrece la posibilidad de conseguir objetivos concretos para la persona que lo práctica, y ofrece mayor seguridad para evitar lesiones u otro efecto de salud adverso.
Experiencias en la UDP, con fomento de actividad física guiada en los estudiantes de Kinesiología, o transmisiones por redes sociales, como lo ha hecho la U. de Chile, para poblaciones específicas, permiten ser más precisos en la dosificación, pero aún debemos avanzar en la adherencia y en la universalidad de la práctica de ejercicio.
Este avance debe responder a programas públicos o privados donde un profesional debiera estar a cargo de grupos de personas de número reducido.
Esto para tener un mejor conocimiento de las personas y sus contextos para generar prescripciones de ejercicio específicas para los objetivos personales y seguras para la salud.
La formación y participación de grupos privados o asociados a programas estatales, podría influir a que aquellas personas que se estén sintiendo confinados en su casa no terminen saliendo, como en el cuento de Cortázar, a exponerse al coronavirus.