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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

Contaminación y riesgo por calefacción

Las chimeneas, las calefacciones a leña son más contaminantes y emiten mayor cantidad de contaminantes particulados; cuando son chimeneas y estufas de doble cámara esta contaminación sale al exterior, por lo tanto, también contamina.

leña coronavirus
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Luis Ángel Carrasco Garrido es Académico Departamento Prevención de Riesgos y Medio Ambiente UTEM Especialista en Gestión del Riesgo

La contaminación que se produce por las diversas formas de calefacción en los hogares es igual o mayor que la polución atmosférica, agudizando aún más el impacto sobre la salud de las personas en tiempo de pandemia causado por el coronavirus.

La electricidad, en comparación con el gas natural, el gas licuado y el kerosene, es el único energético, que -al no ser combustible- no genera contaminación al interior de los hogares, sin embargo, es la forma más cara de calefacción, y menos efectiva, abarca menos metros cuadrados de espacio calefaccionado en comparación con las otras formas. Este tipo de calefacción conlleva riesgo, cuando las instalaciones no son las adecuadas, o no tienen mantención, lo mismo si existen conectores defectuosos o cables en mal estado.

La utilización de combustibles para el uso doméstico, como el gas natural, gas licuado y kerosene, aumenta los índices de contaminación al interior de las viviendas, incluso -en muchos casos- superando los niveles de la calle.

Los hogares que utilizan electricidad presentan 17% menos de concentración de material particulado fino (MP 2.5), uno de los contaminantes más dañinos para la salud, con relación a las viviendas que utilizan gas natural. Esto es 26% menos respecto al gas licuado y 52% con relación a las que utilizan kerosene.

Toda calefacción a combustión, con llama, genera además monóxido de carbono, que es un gas que se acumula en la sangre y que intoxica, por eso, es imprescindible ventilar los espacios cerrados, y no es recomendable por ningún motivo calefacción 24/7. También este tipo de calefacción viene asociado a otros tipos de gases irritantes y consume el oxígeno de un espacio cerrado. “Nunca una persona se puede quedar dormida con la estufa encendida en un espacio cerrado”, podría ser fatal, “el gas o el kerosene pueden ser más baratos que la energía eléctrica, pero los costos que se pagarán en salud pueden ser mayores”.

Ninguna de estas calefacciones está exenta de provocar incendios, porque bastará ubicarlas de mala forma, para que tomen contacto con un combustible, ropa de cama, cortinas, muebles, etc. Agregando además las malas prácticas de los usuarios, que aumentan el riesgo: no hacer mantención a las estufas, cargar la estufa a kerosene estando encendida, colocar elementos a calentar sobre las estufas, mover la estufa a diferentes posiciones, que muchas veces no son las más adecuadas, transitar por el paso de la estufa o dejar a los niños que transiten o jueguen muy cerca de la estufa, por señalar algunas.

Las calefacciones con llama, elevan los niveles de contaminación, el material particulado fino (MP 2.5) puede disminuir la función pulmonar de las personas, especialmente aquellos que son asmáticos; irrita la mucosa de ojos, nariz, garganta y tracto respiratorio; contribuye a desarrollar la bronquitis aguda u obstructiva; aumenta las infecciones respiratorias, especialmente en los niños; e incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas, en esos hogares se presentan niveles de concentración de dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y material particulado ultra fino.

Las chimeneas, las calefacciones a leña son más contaminantes y emiten mayor cantidad de contaminantes particulados; cuando son chimeneas y estufas de doble cámara esta contaminación sale al exterior, por lo tanto, también contamina.

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