Un relato para la reconstrucción
"Tenemos que hablar en las empresas, tenemos que conectar en ellas, que recibir a los gremios y escuchar los líos que están teniendo sus asociados, los grandes, las medianas y pequeñas empresas".
Claudia Miralles es Gerente Comunicación Estratégica Imaginaccion
Como en toda carrera larga, el prolongado confinamiento comienza a producir estragos en el ánimo las personas, sus familias y en las empresas. Hay agotamiento y cunde el desaliento.
Meses de encierro, con miedo e incertidumbre ante un futuro que se nos presenta con solo una certeza: saldremos más pobres como país que antes. Las familias ven disminuir sus ingresos y los fantasmas de la cesantía y la enfermedad golpean la puerta.
Resurgen núcleos de protestas radicales en las comunas de la periferia, producto del descontento, el temor y el hacinamiento
En este mar de incertidumbre no ayuda ni la crítica constante a las autoridades ni las vacilaciones de un gobierno que llega tarde a las necesidades de las personas, ejemplos sobran: permisos de circulación, IFE, cajas de alimento, posnatal.
Tenemos que recuperar el aliento y, mientras desde lo sanitario se intenta recuperar el tiempo perdido, lo propio debiera hacerse en materia de reactivación productiva y sectorial para el futuro.
Es tiempo de conversar para sostener las esperanzas de las familias, las empresas y sus trabajadores y del país. No se trata de más o menos zooms o meets. Pero sí se requieren más espacios que abran la puerta a generar un relato que ordene y trace una salida.
Un relato inclusivo, no partidista ni polarizado. Un relato intergeneracional que nos transmita de verdad la señal de que todos contamos, que todos somos parte de nuestro futuro común.
Se deben celebrar iniciativas como Tenemos que Hablar de Chile, o como los programas de conversación iniciados por todos los medios de comunicación, las universidades y los centros de estudio.
Tenemos que hablar en las empresas, tenemos que conectar en ellas, que recibir a los gremios y escuchar los líos que están teniendo sus asociados, los grandes, las medianas y pequeñas empresas. Es tiempo de dar aliento, de terminar con los emplazamientos. Se requiere colaborar, sentir una mano amiga en esta larga carrera. Un relato de segundo tiempo, que acompañe y alivie a los profesionales que están en la primera línea en las comunas, en los municipios, los consultorios y en los hospitales. De esta forma, se aminora la carga de quienes tienen sobre sus hombros esta crisis sanitaria.
Aprovechemos este momento excepcional del país con un relato para rearmar Chile, con una genuina colaboración público-privada. Aprovechemos de practicar el necesario arte de escuchar, conversar y reconstruir.