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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

El asedio a los muros de las AFP

Cuando se discute una política previsional de este tamaño, se debe dejar en claro cuáles son las intenciones y los efectos negativos.

Por Ernesto Evans
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Ernesto Evans es El Dínamo.

Ver las noticias y la discusión en el Parlamento sobre el retiro del 10% de los fondos de las AFP, me recuerda la caída de Constantinopla y el asedio de Mehmed II, sultán del imperio otomano, con su batalla de semanas que terminó debilitando la impugnable ciudad amurallada. Utilizó varias estrategias: cañonazos hora tras hora, ataques con el ejército, tropas de jenízaros, etc. En resumen, logró entrar y tomarse la ciudad.

Se podría decir que Mehmed buscó incansablemente, no siempre apoyado por su propia gente, la debilidad de Constantinopla. Probablemente su éxito fue por el desgaste del enemigo, la falta de refuerzos católicos y/o una táctica puntual; todo en conjunto terminó con un ícono de la cristiandad.

Aunque la analogía sea de riesgo, creo que hay varios parlamentarios que pretenden lo que hiciera el otomano en el siglo 15. Hay una intencionalidad política de debilitar de forma profunda el sistema privado de pensiones. Algunos llevan años tras este objetivo, proclamando abiertamente “no más AFP”, pero otros lo están haciendo de forma tácita. Aprobar el retiro del 10% del fondo de pensiones es similar a encontrar el pasadizo secreto para meter el ejército y acabar lo que había.

Y esto sin considerar lo bueno o malo del sistema de AFP, porque claramente no goza de reputación, ni la gente, mayoritariamente, lo valora. Pero permitir a los afiliados rescatar el 10% no significa un apoyo efectivo a las necesidades que están sufriendo muchas familias; es apagar las llamas con un gotario.

Para ser claro, la estrategia es netamente política. Enarbolando el discurso de la solidaridad, el objetivo es darle una punzada letal al sistema de AFP. Hay muchos parlamentarios que evalúan salir del hemiciclo en andas y con vítores del público, pero eso está por verse. Probablemente hay algunos con muy buenas intenciones y crean que con esto se ayuda a la gente; pero otros que aprobaron, saben perfectamente que es una medida que sirve poco. Pero tiene otro valor: como en la vieja Constantinopla, podría ser el inicio de la demolición de los muros de la capitalización individual para las pensiones.

Cuando se discute una política previsional de este tamaño, se debe dejar en claro cuáles son las intenciones y los efectos negativos. Si es terminar con las AFP, exponer clara y técnicamente cuáles son las consecuencias y las alternativas. Si el objetivo, además, es buscar un lado más social o la continuidad de un proyecto político, quiere decir que hay niños encendiendo las mechas de la dinamita.

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