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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

El Covid-19 no frenará el proceso constituyente: el Plebiscito será una realidad

En vez de cuestionar la realización del plebiscito la preocupación debe estar centrada estudiar y planificar la mejor forma de realizarlo.

Por Raúl Saldívar Auger
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Raúl Saldívar Auger es Diputado de la República, distrito 5

El Coronavirus ha causado estragos en el mundo entero. No sólo ha significado la muerte de más de 538 mil personas en el mundo, sino también desempleo, empobrecimiento y la postergación de procesos electorales en todo el orbe; esto último es particularmente complejo para nuestro país, pues el 26 de abril pasado se iba a llevar cabo el plebiscito que, de ganarlo, abría un proceso constituyente y nos permitiría -si así lo ratifica la ciudadanía- contar con una constitución nacida en democracia. Sin embargo, debido a la pandemia se postergó para el 25 de octubre, lo que a pesar de contar con un apoyo transversal no ha estado exento de críticas en razón al incierto desarrollo de la pandemia y a la preocupación por el alto número de contagios de Covid-19. Ante esto, considero que se deben hacer todos los esfuerzos necesarios para que el plebiscito se realice en la fecha acordada y para ello debemos extremar los recursos para que sea un proceso seguro.

Defiendo la idea de que el Plebiscito se realice este 25 de octubre dada la importancia de éste, pues no es un proceso electoral común y corriente, todo lo contrario, es de tal importancia que tiene el potencial de convertirse en un punto de inflexión en el desarrollo político y social de nuestro país. Su importancia es refrendada por estudios de opinión pública que nos indican que la mayoría de los encuestados están decididos a participar de este hito político. Además, existe experiencia internacional sobre cómo llevar a cabo un comicio electoral seguro, que nos indica que es posible planificar los comicios con todas las medidas de seguridad necesarias para evitar los contagios y para ello aún tenemos tiempo suficiente. Como ejemplos de esto se encuentran las elecciones legislativas de Corea del Sur y la segunda vuelta de las municipales en Francia, de las cuales debemos tomar nota. En el caso de Corea del Sur, la propaganda política se difundió principalmente a través de plataformas digitales, televisión y radio y además se limitó el uso de las calles. A esto se le sumaron medidas higiénicas y de distanciamiento social apropiadas que ayudaron a que dichos comicios se convirtieran en un proceso histórico, no sólo por el contexto de pandemia sino que por su masiva participación; por su parte, la segunda vuelta de las municipales de Francia estuvieron marcadas por la abstención. Ante estas realidades dispares, mantengo mi postura sobre el plebiscito del 25 de octubre y no lo hago en base a cálculos políticos sino en la convicción de que tomando los resguardos necesarios podemos llevar a cabo este histórico proceso.

Considero que en vez de cuestionar la realización del plebiscito la preocupación debe estar centrada estudiar y planificar la mejor forma de realizarlo. En este sentido, pienso que es necesario extremar las medidas higiénicas en los locales de votación y las que procuran mantener la distancia física entre los votantes, vocales de mesa y todas las personas que participan en un evento de esta magnitud. Además, es una gran oportunidad de normalizar la propaganda política digital, lo cual no sólo reducirá el gasto electoral sino que también la basura y emisiones contaminantes.

En síntesis, el Covid-19 ha causado estragos en el mundo y Chile ha estado muy lejos de ser una excepción, pues los intentos de frenar los contagios desnudaron la realidad de nuestra país, en que la precariedad y desigualdad imperante hicieron imposible un confinamiento efectivo y el quedarse en casa prácticamente es un privilegio. Fueron estos mismos factores los que pusieron sobre la mesa el debate constitucional, por lo mismo, estoy convencido de que no se puede postergar innecesariamente el plebiscito de octubre, ya que necesitamos saber si iniciamos el proceso constituyente o si seguirá rigiendo la constitución actual.

Finalmente, confío en que la ciudadanía se expresará en las urnas este 25 de octubre y que iniciaremos el proceso que nos dará una nueva constitución que garantice derechos sociales, que promueva la participación de la ciudadanía, profundice la democracia y que nos permita reducir la pobreza y la desigualdad.

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