Justicia versus género
Este caso debe ser visto como una oportunidad para reconocer las deficiencias de nuestro sistema judicial, y poder alcanzar esa tan anhelada justicia que, para la mayoría de las mujeres, nunca llega.
Bárbara Sepúlveda es Directora ejecutiva de Abofem (Asociación de Abogadas Feministas)
En la audiencia de formalización de Martín Pradenas, su abogado preguntó por qué preferir la perspectiva de género a la justicia y el equilibrio. No solo lo que planteó el defensor es una falsa dicotomía entre género y justicia, sino que desconoce que, en los delitos sexuales, esa perspectiva es la clave fundamental para hacer justicia.
Precisamente, este caso es emblemático porque reúne los elementos comunes que padecen la gran mayoría de las mujeres en este tipo de delitos: el descrédito, la humillación, el abandono y falta de respuesta oportuna por parte del sistema judicial, el maltrato del agresor y el desgaste de la víctima.
Los sesgos y estereotipos machistas utilizados como argumento de la defensa del imputado son otro ejemplo de cómo el derecho y sus operadores aún no se ajustan a los estándares internacionales, dejando al Estado en una constante deuda con las mujeres y todas las víctimas de violencia sexual.
Sin perspectiva de género, difícilmente se puede comprender la situación que viven estas víctimas. Tampoco se logra entender que la falta de consentimiento es determinante para configurar una violación. Sin este enfoque, el sistema seguirá castigando a las mujeres que han guardado silencio por miedo a las represalias, al reproche moral o a que simplemente no les crean.
Este caso debe ser visto como una oportunidad para reconocer las deficiencias de nuestro sistema judicial, y poder alcanzar esa tan anhelada justicia que, para la mayoría de las mujeres, nunca llega. Por Antonia y por todas las víctimas de violencia sexual en nuestro país. Se lo debemos.