La Convención Demócrata
Lo más relevante de estos días, sin duda fue la secuencia de testimonios y discursos. Los valores y logros del partido en la Historia del país, alternaron con las historias de vida de Joe Biden y Kamala Harris.
Juan Pablo Glasinovic Vernon es Abogado
Entre el lunes y jueves de esta semana que termina, se desarrolló la convención del Partido Demócrata, en la ciudad de Milwaukee, Wisconsin, que culminó con la proclamación de la dupla Biden – Harris como candidatos a presidente y vicepresidenta de los Estados Unidos de América.
En el competitivo sistema político estadounidense, la convención es la instancia final de una ardua campaña de primarias en todos los estados de la Unión, en la cual se consagra al candidato del partido y su compañero de fórmula a la Casa Blanca.
Llegar a la presidencia del país es generalmente un largo y desgastante proceso (salvo que no haya contendores, lo que suele ser la excepción), en el cual los candidatos deben convencer al electorado de un inmenso país, con las particularidades de cada estado, al mismo tiempo que se enfrentan con otros aspirantes, exponiendo sus planes y prioridades. Sobrellevar meses de un ritmo frenético es agotador, y requiere sin duda mucha resiliencia. Y una vez que se genera la nominación partidaria, parte la segunda carrera, que es contra otros candidatos a la presidencia del país.
Joe Biden partió mal en las primarias a pesar de ser el favorito, y se llegó a pensar que Sanders podría consagrarse como la alternativa. Pero, en esos momentos críticos, sacó a relucir lo mejor de sí, y logró revertir el escenario adverso para finalmente derrotar contundentemente a todos sus adversarios. Además de una maciza victoria, logró que todos los otros candidatos, incluyendo al senador Bernie Sanders, le declararan tempranamente su apoyo. Esto constituye una diferencia fundamental con las primarias del 2016, cuando Sanders declaró al final un tibio y forzado apoyo a Hillary Clinton, que no se tradujo en las urnas, y es uno de los factores que explican su derrota ante Trump.
En esta oportunidad, todos los candidatos y las figuras históricas del partido, incluyendo a los ex presidentes Jimmy Carter, Bill Clinton y Barack Obama, han cerrado filas tras la dupla Biden – Harris. El Partido Demócrata aparece férreamente unido, como pocas veces en las últimas décadas, y la convención fue la ocasión para mostrarlo al país.
En un contexto de pandemia, estos 4 días de convención, fueron cuidadosamente planificados. En primer lugar, el encuentro fue por primera vez en la historia partidaria, enteramente virtual. Con ello los demócratas quisieron mostrar la seriedad del problema del COVID19 y su consistencia con el cuidado de la vida de las personas, frente a
Trump que insistió en realizar un encuentro físico.
La selección de la sede fue también deliberada. Wisconsin es uno de los 6 estados que van a definir la elección, y en 2016 fue ganado por Trump, por alrededor de 20.000 votos. Hacer el mayor evento partidario en ese estado tiene por objetivo galvanizar a los adherentes locales, al mismo tiempo que demostrar a sus habitantes que el Partido Demócrata tendrá muy presentes sus demandas y requerimientos. De nuevo ello contrasta con la decisión de Trump de hacerlo en un feudo de su partido, como es Charlotte en Carolina del Norte, estado acérrimamente republicano y con un sello conservador y fuertemente racista.
La imagen que proyectan ambos partidos y sus candidatos es, por el lado demócrata, salir a ganar el corazón de los votantes que no son sus partidarios, mientras los republicanos se atrincheran con sus incondicionales.
Pero lo más relevante de estos días, sin duda fue la secuencia de testimonios y discursos. Los valores y logros del partido en la Historia del país, alternaron con las historias de vida de Joe Biden y Kamala Harris.
En materia de discursos, el partido dispuso de un elenco estelar. Destacaron Michelle Obama, Bill Clinton, Barack Obama, Hillary Clinton, Jill Biden (esposa de Biden), Bernie Sanders, y por supuesto los candidatos nominados Joe Biden y Kamala Harris. También expresaron su apoyo a Biden durante la convención, figuras históricas del Partido Republicano como Colin Powell, ex Secretario de Estado y Jefe del Estado Mayor; Cindy McCain, viuda del senador y ex candidato presidencial; John Kasich, ex gobernador de Ohio y Christine Todd Whitman, ex gobernadora de Nueva Jersey.
Todos ellos hablaron de la necesidad de restaurar la honestidad y moral en la presidencia. Lo del apoyo de republicanos notorios e históricos es inédito, y refleja la profunda herida de ese partido, el cual tras una persistente deriva hacia posiciones más extremas (Tea Party), terminó completamente subyugado por un afuerino como Trump, quien lo ha condicionado para convertirlo en una máquina de poder a su servicio. Sin duda que esa herida y el grave problema de identidad deberán ser asumidos más temprano que tarde, pudiendo dejar seriamente debilitado a lo que se conocía como el Grand Old Party.
Escuchar a esas destacadas personalidades es un ejercicio que recomiendo a cualquiera (están todos los discursos en youtube). No solamente por sus condiciones oratorias extraordinarias, sino porque permite tomarle el pulso al momento político de los Estados Unidos. Y todos los discursos recalcan lo mismo: no se trata de una simple elección. Hay mucho más en juego, y es un punto de inflexión que marcará el rumbo del país en las próximas décadas.
Todos dejaron en claro que la democracia está en riesgo y que la opción de Trump podría ser un golpe mortal a los valores de los Padres Fundadores, sumiendo al país en una era oscura y de profunda división.
Biden en su discurso de aceptación de la nominación, reiteró que los principios orientadores de su gobierno serán la honestidad, la unión, la justicia y la construcción de un país más inclusivo. Insistió que lo que está en juego en los próximos comicios es el “alma del país”. En materia de prioridades, declaró que la primera tarea será hacer frente de verdad a la pandemia y recuperar la economía. En su discurso aludió también que su país volvería a ser un faro para la democracia, dejando de cortejar y apoyar a dictadores, y que estaría firmemente al lado de sus aliados, así cómo se opondría con firmeza a sus adversarios. En esa línea, solo mencionó a 2 países: China y Rusia. Respecto del primero, dijo que nunca más EEUU dependerá de sus insumos para su salud y economía, promoviendo la producción doméstica. En cuanto al segundo, afirmó que se acabaría la pusilanimidad con un gobierno que interfirió en la anterior elección y que desarrolla una agresiva política contra su país.
Un punto trascendente de su alocución, fue el llamado a terminar con el racismo tan enraizado en el carácter nacional. Ahí aludió a lo que representa Kamala Harris y los nuevos liderazgos, hambrientos de una sociedad más justa e inclusiva. Se declaró convencido que la opción que representa abre la posibilidad de un giro decisivo en esa dirección.
También se refirió a la urgencia de combatir el cambio climático, tema que estuvo presente en las alocuciones de todos los que hablaron antes que él, en lo que constituye otra gran diferencia con los republicanos (y especialmente Trump).
Kamala Harris, quien había dado su discurso antes, destacó que el verdadero cambio pasa por las personas y que la movilización de todos los que quieren un mejor país, será lo que salvará a la democracia. Por eso llamó a todos a empoderarse y exigir los más altos estándares a sus gobernantes.
Al concluir, ratificó la trascendencia del momento que vive el país y la encrucijada que enfrentan como nación, enfatizando que lo que se decida incidirá decisivamente en las próximas generaciones. Cerró sus palabras en un diálogo imaginario con los niños del mañana, quienes al estudiar la Historia de estos años le preguntarán a su generación dónde estuvieron en una coyuntura donde lo que estaba en juego era tan alto. Y dijo esperar que todos pudieran responder contándoles que actuaron para incidir en un futuro más luminoso.
La pregunta de Harris y de tantos otros resuena también fuerte en nuestro Chile. ¿Qué estoy haciendo en una coyuntura histórica tan trascendente, para avanzar hacia un mejor país?