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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

Brecha digital en la tercera edad: desafíos en tiempos de pandemia

El uso de las tecnologías y la alfabetización digital requiere un aprendizaje para que el objetivo se cumpla. No solo implica tener acceso a la conectividad y al equipamiento, sino que saber utilizarlos.

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Maritza Blanco V. es Especialista en Comunicaciones, Marketing y RSE Periodista, Docente y Consultora

Si hay algo que ha caracterizado el año 2020 en todo el mundo, es como los seres humanos nos hemos debido adaptar y transformar nuestra forma de vida e interrelacionarnos en un contexto complejo que ha abierto nuevas oportunidades y desafíos. De esta forma, el acceso a las nuevas tecnologías y la digitalización es sin duda una de las áreas en las cuales se ha generado uno de los mayores impactos.

Por un lado, cifras de la Subsecretaría de Telecomunicaciones, arrojaron un aumento del 40% en el tráfico de internet respecto del año pasado y un consumo promedio mensual fijo y móvil, de un 29% y 26% de incremento, respectivamente.

Por otro lado, cientos de Pymes han abierto nuevos canales de comercialización y difusión de sus productos y servicios a través de las redes sociales y sitios web, abriendo un nuevo nicho de mercado y tomando las oportunidades que les permite la tecnología. Así mismo, también han proliferado eventos masivos on line, boulevard digitales y el comercio electrónico en diferentes portales y cuyo factor común ha sido la adaptación al cambio en un contexto complejo dado esencialmente, por los efectos de la pandemia.

Si bien entonces las redes sociales y plataformas digitales han abierto un espacio de interacción con el consumidor que llegaron para quedarse, también surgen nuevas necesidades como las mejoras en la conectividad, más y mejor acceso a tecnologías y la capacitación permanente. Pero hay un tema de fondo que va más allá que ha quedado en evidencia y es la brecha digital en los adultos mayores.

El uso de las tecnologías y la alfabetización digital requiere un aprendizaje para que el objetivo se cumpla. No solo implica tener acceso a la conectividad y al equipamiento, sino que saber utilizarlos.

Inmersos en la cuarta revolución industrial, llamada la era de las tecnologías, conectividad e información, hoy Internet nos ofrece un mercado global ilimitado y una infinidad de oportunidades que podemos aprovechar y entonces los desafíos se plantean desde la academia, lo público y lo privado e implica aunar esfuerzos para aminorar esta brecha digital entre las personas acostumbradas al papel y lapiz, junto con fortalecer y aumentar la conectividad en zonas más alejadas de las urbes.

Desde mi experiencia como monitor en Tic’s y Marketing Digital en adultos, aprender a usar Internet conlleva tiempo y dedicación. La necesidad no solo es promover nuevos canales de comercialización, potenciar el uso de redes, app y tecnologías, sino también de entregar competencias y facilitar que los adultos mayores puedan acceder a estas, aminorando esta brecha existente en relación a las nuevas generaciones. Es importante destacar los esfuerzos que se hacen desde el aparato público para abordar estos temas que ciertamente se avanza, destacar los esfuerzos en materia de capacitación como los de Sence, o en alianzas como las establecidad por Senama y Sernac para abordar la alfabetización digital en este segmento etáreo.

En esto mismo y recientemente, Sernac informó que ha habido más de 37.000 reclamos de personas mayores de 60 años a la fecha (50% más que el año pasado), haciendo referencia a sus derechos como consumidor y habilidades digitales siendo las áreas mas cuestionadas Telecomunicaciones, sector Financiero y el Comercio Electrónico.

El tema abordado es solo una pincelada de un cambio cultural que requiere de una visiónd e estado a mediano y largo plazo.

Las tecnologías llegaron para quedarse y los desafíos que plantea esta nueva realidad no solo deben ser abordados desde el sector público (y que ya se hacen esfuerzos), sino también desde la academia para tener un rol activo en la formación e instalación de capacidades en sus aulas, de capacitación y vinculación con el entorno, así como de desarrollar tecnologías y programas más amigables e inclusivos con la tercera edad.

Por otro lado, el sector privado y en particular quienes abren estos espacios de comercialización on line para que consideren en sus canales de difusión digital no sólo a sus consumidores sino a sus potenciales clientes y hacerles llegar de manera más efectiva su oferta y eso incluye ciertamente, a los adultos mayores.

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