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Actualizado el 24 de Noviembre de 2020

Dieu et mon Droit

Uno de los asuntos más difíciles de zanjar, fue precisamente el status en que iba a quedar este territorio, por cuanto es el único que queda con una frontera terrestre con la Unión Europea.

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Juan Pablo Glasinovic Vernon es Abogado

El escudo real británico tiene esta leyenda en francés, que en castellano significa “Dios y mi Derecho”. La frase supuestamente se remonta a Ricardo I, conocido como “Corazón de León” y haría alusión al origen divino de su potestad, no teniendo más autoridad que el propio Dios y estando todo sometido a su derecho real. Este lema fue incorporado en la heráldica monárquica por Enrique VI en el siglo XV. El hecho que esté en francés se explica por el legado de la invasión normanda en el siglo XI (la última invasión militar exitosa de Gran Bretaña) y las pretensiones a la corona francesa que por largo tiempo tuvieron los monarcas ingleses.

Como sabemos, Inglaterra y el Reino Unido evolucionaron a una democracia parlamentaria, subsistiendo la monarquía, que en el complejo entramado político constitucional británico, es el pilar de la unidad de las 4 naciones que conforman este país (Inglaterra, Gales, Escocia e Irlanda del Norte). El sentido original del lema se diluyó, pero quedó en el escudo real y sigue llamando la atención de todos los que lo ven por estar en otro idioma.

Pero la Historia siempre nos depara sorpresas y en oportunidades regresan tradiciones, costumbres o prácticas que parecían haber quedado en los libros o en museos. El primer ministro Boris Johnson, quien ya ganó su lugar en los manuales de Historia por ser el gobernante que sacó a su país de la Unión Europea, ahora intenta conectar el turbulento e incierto presente con episodios que reflejan la grandeza británica, para darle un sentido épico a esta travesía hacia un mejor horizonte.

En ese esfuerzo consciente, pero en el cual también confluyen probablemente elementos de su formación como parte de un exclusivo segmento de la élite inglesa – cursó los últimos años de su educación escolar en Eton – parece estar reflotando el sentido original del lema real adaptado a los tiempos actuales: “El Reino Unido y mi Derecho” parece ser la consigna, rechazando cualquier otra autoridad superior.

Esto ha quedado en evidencia con el reciente proyecto de ley de Mercados Internos, un texto que contradice lo pactado por el Reino Unido con la Unión Europea en relación a Irlanda del Norte en el Acuerdo de Salida del bloque. Uno de los asuntos más difíciles de zanjar, fue precisamente el status en que iba a quedar este territorio, por cuanto es el único que queda con una frontera terrestre con la Unión Europea. Había también que conciliar la soberanía británica con los acuerdos con la República de Irlanda, que trajeron la paz después de décadas de enfrentamientos. La solución fue dejar a Irlanda del Norte en el mercado común europeo, sin necesidad de controles sobre las mercancías que cruzan la frontera.

La iniciativa legal de Johnson revierte algunos aspectos de lo pactado y ratificado. Su argumento es que resguarda mejor los acuerdos de paz con Irlanda y preserva la soberanía británica. Obviamente esto activó inmediatamente las alarmas en la Unión Europea, pero también en la oposición británica. Se está frente a una flagrante violación del Derecho Internacional y de la ley doméstica. Pasmosamente, el ministro británico para Irlanda del Norte, admitió que esa modificación unilateral de las condiciones pactadas viola el Derecho Internacional, pero que “lo hace de una forma muy específica y definida”.
Con la misma flema e impasibilidad, el número 2 del gobierno británico Michael Gove, argumentó al vicepresidente de la Comisión Europea que el parlamento británico es “soberano y puede aprobar leyes aunque estas violen las obligaciones de los tratados internacionales”. Understood? No habrá pie atrás se le dijo a la autoridad comunitaria.

Tras su paso por la Cámara de los Comunes, la iniciativa debe ser aprobada por la Cámara de Los Lores.

La UE anunció que usará todas las herramientas que le otorgan el Acuerdo de Salida y el Derecho Internacional para revertir y sancionar esta violación británica, dejando también abierta la posibilidad de no llegar a acuerdo sobre el status del Reino Unido, recordando que el período de transición termina el 31 de diciembre. Si no hay tratado antes de esa fecha, que sea además ratificado, el Reino Unido quedará en condición de “tercer estado” frente a la UE. El plazo que dio la Comisión Europea para retirar el proyecto de ley de Mercados Internos, fue hasta fines de septiembre. No habiendo variación en la postura británica, la Comisión inició hace unos días un procedimiento de infracción (el número 94 contra el Reino Unido desde que está en la UE).

La pregunta es si esto amenaza con descarrilar una negociación que ya está atrasada y que además requiere de ratificación. Por supuesto que muchos ven esto como parte de las escaramuzas naturales en estos procesos, para tratar de sacar ventaja respecto de la contraparte. El tema, es que como en toda apuesta, se puede perder. Y la pérdida es proporcional al monto apostado.

Otra interrogante es si este proyecto es un mero ejercicio de una cortina de humo, sin la voluntad real de infringir una obligación contraída internacionalmente o, por el contrario, representa una clara intención de anteponer el interés nacional a cualquier precio, “Dieu et mon Droit”.

Mi impresión, observando el comportamiento político de Boris Johnson, se inclina por lo segundo. Seguramente este evoca a Winston Churchill, a quien quisiera emular en el sentido de ser el líder que sacó a su país de una de las más difíciles coyunturas en su historia, repitiendo sus palabras: “por difícil y prolongada que sea la terrible experiencia, no intentaremos llegar a ningún acuerdo ni toleraremos la menor negociación; tal vez demostremos misericordia, pero no la pediremos”.

Desde el lejano Chile también asoman acciones e intenciones similares en muchos de nuestros políticos. Nos falta eso sí un lema que lo simbolice. ¿Habrá que rescatar y resignificar el lema de la heráldica del llamado Rey de la Araucanía que reza “Indépendance et liberté” (Independencia y libertad), en cuyo caso nos mantendremos como “los ingleses” de Sudamérica, o basta y sobra con lo que dice nuestro escudo republicano?

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