Las universidades estatales y sus desafíos en tiempos de crisis

Mauricio Cataldo es Rector de Universidad del Bío-Bío.

Sin lugar a dudas el 2020 será recordado como uno de los años más complejos de este siglo, por las implicancias sanitarias, sociales y económicas, y su impacto en todos los ámbitos del quehacer nacional. La necesidad urgente de generar cambios culturales y en las conductas de millones de personas para prevenir el contagio de COVID-19 ha tenido un correlato en la economía y en todas las actividades productivas y sociales a nivel global y en nuestro país, no siendo el mundo académico la excepción.

Las universidades no sólo se vieron en el imperativo de digitalizar aceleradamente todo el proceso académico, también se transformaron en un actor relevante en la lucha contra el coronavirus. Esto llevó a las universidades que componen el Consejo de Rectores de Universidades Chilenas, CRUCH, y al Consorcio de Universidades Estatales de Chile, CUECH, a incrementar el gasto para mantener vigentes los programas de pregrado y postgrado, asegurando la continuidad de la formación de más de 350 mil estudiantes. Todo lo anterior, ha impactado negativamente a nuestras universidades.

Las universidades asumieron el cambio de modalidad académica de presencial a distancia en marzo del 2020, en conjunto con el teletrabajo para sus funcionarios. Ambas decisiones, fueron adoptadas oportunamente para dar continuidad a las actividades académicas en un panorama incierto, pero que invitaba a actuar con la mayor celeridad y responsabilidad posible, para salvaguardar la integridad de las comunidades universitarias.

La urgencia de adecuar los procedimientos académicos y administrativos se transformó en un imperativo para todas las casas de estudios, independiente de su ubicación geográfica, destacando la mirada conjunta y colaborativa en torno a los desafíos a implementar.

La Universidad del Bío-Bío es la única estatal en las regiones del Ñuble y del Biobío, de ahí la enorme responsabilidad de garantizar que sus estudiantes continúen formándose profesionalmente de acuerdo a los programas de asignaturas establecidos para cada una de las carreras que se imparten en las sedes de Chillán y Concepción.

En este contexto, para evitar contagios y la propagación del coronavirus, la pertinencia y eficiencia de las medidas propuestas y asumidas por las comunidades académicas han contribuido a incrementar los niveles de confianza en los estudiantes y sus familias, administrativos y académicos, logrando mantener las actividades de cada universidad.

La constatación de esta realidad, nos lleva a proyectar para el 2021 el reintegro paulatino y gradual al sistema presencial, siempre y cuando, la situación sanitaria lo permita.

Sabemos que la educación es, por excelencia, el motor de cambio cultural y de movilidad social, por lo que es indispensable contar con los recursos que permitan asegurar el funcionamiento de las casas de estudios superiores que con su labor formativa y de investigación impactan positivamente en el desarrollo del país.

Es deber de las autoridades nacionales actuar a la altura de los tiempos que vivimos, entendiendo que sus decisiones van a tener un efecto inmediato en los desafíos que como país estamos llamados a asumir. Lo que hoy sucede en la academia, trasciende al quehacer cotidiano de la sociedad y a la construcción de nuevas realidades en lo nacional, regional y local.

Somos la esperanza de miles de jóvenes que, con sus talentos y potencialidades, construirán el Chile del futuro, con prosperidad, justicia social y equidad territorial.