La semana de las brechas
Superarlas requiere de muchos esfuerzos, pero la base de ellos debiera ser un gran pacto por la educación que no deje de lado a las familia, que comprometa más a los sostenedores y que se expanda más allá de la disputa gremial entre los profesores del sector público y el Mineduc.
Sergio España es Director de Subjetiva
Brecha 1: el ministro de Educación vuelve a la carga esta semana y señala la decisión de que los escolares puedan volver en marzo a los recintos educacionales (luego relativizaría sus dichos). Junto con ello, anunció que el plan “Yo confío en mi escuela” pasó de $6 mil a $13 mil millones para que municipios y servicios locales puedan adecuar sus establecimientos al cumplimento de las exigencias sanitarias. Casi al mismo tiempo la encuesta Cadem semanal indicaba que sólo el 9% de los apoderados se manifiesta de acuerdo con este retorno. El Ministerio apostó comunicacionalmente hace unos meses por una campaña publicitaria que tendía a confundirse con las tradicionales para la venta de zapatos y uniformes cada marzo.
Brecha 2: el Presidente del Colegio de Profesores y Profesoras, Carlos Díaz, calificó como un suicidio la propuesta del Ministro, lo que por cierto parece responder al temor de sus afiliados a exponerse cada día y durante varias horas ante decenas de niños y niñas. Paralelamente avanza a modo de gotera el plan de vacunación: según definición del Ministerio de Salud, los profesores están en el séptimo lugar en la lista ocho de grupos prioritarios para recibir la vacuna.
En EE. UU. están en segundo lugar tras los trabajadores de la salud (administración Trump). Posiblemente haya buenas razones para que los profesores no sean grupo prioritario, pero el ministro de Salud ha considerado que sus conferencias de prensa son suficientes para hacerse cargo de estas percepciones y temores. La excepción será una campaña para alertar a los jóvenes sobre las fiestas clandestinas (no sólo las de Cachagua) anunciada el miércoles 20. Cuando la campaña esté lista quizás quede poco verano por delante.
Brecha 3: Un 52 % de los entrevistados también por Cadem sí está de acuerdo con que los universitarios vuelvan a las aulas, pero las autoridades de las universidades han descartado esa posibilidad al menos para este primer semestre y sólo ello será posible para algunas carreras que tienen algunos ramos que requieren presencialidad. Sería útil explicar – más allá de la conferencia de prensa- a las familias porqué el (la) hijo (a) menor debe ir a colegio y el (la) mayor sigue con sus clases a distancia.
Brecha 4: Varios expertos educacionales han alertado sobre el aumento de diferencia en calidad de educación que está teniendo la pandemia. Las cifras que respaldan ese temor no estarán disponibles ya que la aplicación del Simce está suspendida, primero por el estallido social y luego por el COVID 19. ¿Cuántas mociones habrán sido presentadas por los parlamentarios para hacerse cargo de esta brecha que crecerá con mayor intensidad? Más allá de la carencia de datos, pareciera que la capacidad de influencia política de este grupo es menor en comparación a otros (medio ambiente, género, emprendimiento). La presencia de algunos de ellos como candidatos a constituyentes puede moderar esta situación (Mariana Aylwin, Cristian Bellei, Tomás Recart, etc.).
Brecha 4: este martes las autoridades del Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones inauguraron la primera zona 5G en América Latina, ubicada en el llamado Sanhattan, centro de negocios de la capital. Mientras tanto un informe de la propia Subtel daba a conocer el mes pasado que sólo el 52 % de los hogares en Chile tiene conexión a banda en sus hogares. De las 95 comunas consideradas en el estudio, 23 están en condición crítica, aunque varias otras han mejorado la cantidad de conexiones.La imagen de una alumna conectada desde el techo de su casa durante una clase es la expresión de la brecha.
Otro estudio de Sernac y Subtel indica que durante los primeros seis meses del año, un 27% de los reclamos proviene de la insatisfacción de los servicios fijos por la velocidad de Internet contratada o problemas de calidad de servicio. La Ley de Velocidad Mínima Garantizada ya fue promulgada, pero subsisten -entre otras -críticas respecto de la forma en que se tomarán esas mediciones al interior de cada hogar y las asimetrías de información.
Ninguna de estas brechas es nueva. Sólo es una coincidencia que se manifiesten en una semana. Superarlas requiere de muchos esfuerzos, pero la base de ellos debiera ser un gran pacto por la educación que no deje de lado a las familias (habituales espectadoras), que comprometa más activamente a los sostenedores y que se expanda más allá de la disputa gremial entre los profesores del sector público y el Ministerio de Educación. No es poco, pero sí urgente.