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Actualizado el 5 de Marzo de 2021

Pan y Rosas: un legado diario

La igualdad de género no es una cuestión de un día, ni de un mes, debe ser un compromiso ineludible de toda la ciudadanía en su conjunto, y porque el 8 de marzo debe consolidar lo alcanzado para poder seguir andando caminos de igualdad entre todos y todas.

Por Dagna Baeza
"Las mujeres del mundo merecemos un futuro igualitario sin estereotipos, estigmas ni violencia" (Agencia UNO/Archivo)
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Dagna Baeza

Dagna Baeza es Directora de Carrera de Trabajo Social, sede Los Ángeles, de la Universidad Santo Tomás

Fue institucionalizado por las Naciones Unidas el 8 de marzo como el Día Internacional de las Mujeres, haciendo visible a las quince mil mujeres que en Nueva York décadas atrás se tomaron las calles bajo el eslogan “Pan y Rosas”, exponiendo así la importancia de la seguridad económica representada en el pan y las rosas, que representaban mejorar la calidad de vida, reconociendo que la población femenina se encontraba en desventaja, siendo menester corregir este contexto de desigualdad y discriminación.

Todas las personas somos iguales ante la ley, por lo que corresponde disfrutar de exactas oportunidades para desarrollar las capacidades y talentos y cualquier expresión de violencia es un obstáculo infranqueable para la práctica de la plena igualdad entre hombres y mujeres.

Hoy se hace necesario, más que nunca, generar instancias de reflexión sobre los adelantos en materia de igualdad y especialmente para planificar los retos pendientes para erradicar todas las formas de discriminación contra las mujeres y niñas que permanecen hoy en nuestra sociedad; manifestando la importancia de transitar de forma igualitaria en esta sociedad, jugando un rol clave en el desarrollo histórico y social de las comunidades.

La realidad nos muestra que no son suficientes las reformas jurídicas para obtener los resultados deseados, puesto que se requiere de trasformaciones de patrones sociales arraigados por décadas, lo que involucra el compromiso diario en la educación, para erradicar así los modelos que no favorecen el desarrollo igualitario.

Las mujeres del mundo merecemos un futuro igualitario sin estereotipos, estigmas ni violencia; con igualdad de derechos y oportunidades, estando presentes en todas las organizaciones, construyendo una sociedad colaborativa, justa y conciliadora; siendo partícipes y líderes de organismos que propicien las mejoras sociales.

Porque la igualdad de género no es una cuestión de un día, ni de un mes, debe ser un compromiso ineludible de toda la ciudadanía en su conjunto, y porque el 8 de marzo debe consolidar lo alcanzado para poder seguir andando caminos de igualdad entre todos y todas.

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