Boric marca la agenda
La idea (de Boric) de plantear la participación de los trabajadores en los directorios de las empresas, va mucho más allá de una concepción empresarial y económica como algunos quieren explicar y analizar. Es un replanteo social, cultural, económico y competitivo.
Guillermo Bilancio es Consultor en Alta Dirección y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez
Entre tanta oferta electoral, casi una promoción de supermercados y de retail, apareció una propuesta que va más allá de lo que parece. Mientras los prcandidatos hablan de seguridad, empleo, vivienda digna, emprendimiento o hasta justicia social, Boric aparece con una propuesta que parece sesgada a un tema, pero que apunta a un verdadero replanteo de la democracia y la vida en sociedad.
La idea de plantear la participación de los trabajadores en los directorios de las empresas, va mucho más allá de una concepción empresarial y económica como algunos quieren explicar y analizar. Es un replanteo social, cultural, económico y competitivo.
Las reacciones han sido muy diversas, y también livianas. Desde el arco político, han teñido esta propuesta con dogmas que están asociados a la propiedad individual (accionistas) hasta la compartida (la vieja idea del “viejo” y mal utilizado marxismo).
Desde el ámbito académico economicista, obviamente liderados por ideas neoliberales, el planteo es mirado con rechazo porque supuestamente atenta contra la defensa de los accionistas tradicionales y con el potencial de inversión. Desde el espacio social, para Chile es absolutamente una novedad al plantear equidad en los espacios de poder y decisión.
Más allá que en países desarrollados, como Alemania y otros países desarrollados de la Unión Europea, esta es una modalidad aceptada, la idea del capitalismo en el empresariado de Chile parece ser diferente (aunque admire y ponga de ejemplo a esos países que lideran en la OCDE).
Pero vayamos al foco de la propuesta de Boric. Tiene un sesgo importante cuando habla de los trabajadores, un término que entre accionistas, dueños, CEO´s y directorios, está catalogado como parte del viejo pensamiento “izquierdista”. Boric debió haber hablado de “colaboradores”.
Tiene a su favor, que el mensaje no está directamente asociado a la participación en las utilidades, sino en propuestas que van de la mano de la innovación y del desarrollo empresarial sostenible. En definitiva, expansión y distribución equitativa.
Este planteo es el del capitalismo expansivo de Schumpeter, que plantea que la acumulación no tiene sentido si no existe una reinversión a partir de la innovación, lo que permite la expansión y la generación de valor y bienestar para las empresas y el medio. La propuesta tiene sentido.
Si analizamos el comportamiento de los directorios tradicionales, basados en el control de gestión, la evolución de la estrategia y la innovación, son instancias de riesgo que los directores eluden con el objetivo de mantener el status quo y acumular antes que arriesgar. Frente a esa postura, en las empresas hay un cierto desconcierto con mezcla de frustración por la falta de implementación de innovaciones y mejoras que surgen de los niveles operacionales, y cuya realización está sujeta a la voluntad de un directorio al que le queda más cómodo mantener que avanzar.
Desde ese punto de vista, la innovación sería una realidad y no una fantasía para publicar en los medios. Por otra parte, se concretaría la idea de que las personas son un recurso estratégico por el aporte real que generan en la Alta Dirección de las empresas a las que pertenecen.
Va mucho mas allá de la voluntad de participación en las utilidades, tiene que ver con la generación de valor que optimice las utilidades, aceptando planteos desde los colaboradores que muy posiblemente los directores no pueden ver por su sesgo con el riesgo.
En síntesis: innovación proliferada en las organizaciones, la gente como recurso estratégico, darse cuenta y encontrar espacios que el directorio no ve. No es una idea loca.
Hay una convergencia entre empresarios, colaboradores, sindicatos, valor económico y equidad. Gran parte del dilema sociocultural y económico que es endémico en nuestra sociedad.
Los países más desarrollados han generado una mesa con tres pilares muy sólidos: el empresario, los sindicatos y el Estado. No es posible un país que quiera insertarse en el concierto del desarrollo sin ese acuerdo. Boric lo puso como agenda. No quiere decir que deba ser así. Simplemente, es un tema crítico en el que convergen los factores que hacen al conflicto social, cultural y económico de nuestra sociedad. Pensemos.