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Actualizado el 16 de Octubre de 2023

¿Qué está explicando realmente las fluctuaciones del IPC?

Despejando los temores sobre una inflación desbordada, es temprano aún para desinstalar la política monetaria expansiva. La disrupción de oferta causada por el COVID necesita una política monetaria expansiva para mantener la capacidad productiva futura de la economía. Así, las fluctuaciones de la inflación siguen siendo producto de la crisis.

La inflación durante este último período tuvo dos peaks –3,9% en febrero 2020 y 3,6% en mayo 2021 –, y el resto del tiempo fluctuó en torno al 3%, considerando el moderado IPC de junio 2021. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Carlos García es Economista y académico de la Universidad Alberto Hurtado

No existe una declaración más tajante sobre el origen de la inflación que la realizada por Anna Schwartz, en el prefacio del libro The Great Contraction 1929-1933: La inflación es un fenómeno monetario y no es producto de presiones de costos. En otras palabras, un exceso en el crecimiento de la oferta de dinero que más temprano que tarde se materializaría en inflación. Pero, ¿está ocurriendo esta categórica predicción monetarista en Chile?

Revisemos la evidencia, la variación trimestral del M1 entre el 2011-2018 fluctuó en torno al 10%. Sin embargo, desde el 2020, esta variación creció permanentemente llegando a un 60% el primer trimestre de 2021, en línea con una caída de la tasa de interés de 1,75% a 0,5%. La inflación por su parte, durante este último período tuvo dos peaks –3,9% en febrero 2020 y 3,6% en mayo 2021 –, y el resto del tiempo fluctuó en torno al 3%, considerando el moderado IPC de junio 2021 de solo 0,1%. Por el lado de los costos, se evidencian aumentos, pero acotados, destacando el de los combustibles.

Así, desde una perspectiva monetarista, los datos no cuadran, aunque se podría contraargumentar que aún estamos en medio de la crisis de la pandemia del COVID y que la política monetaria en los próximos trimestres impactará directamente la inflación, como predice esta teoría. No obstante, las expectativas inflacionarias, medidas por la encuesta de expectativas económicas y operadores financieros del Banco Central, no superan el 3,5%.

Por el contrario, artículos recientes encuentran que la crisis del COVID es un shock compuesto tanto de elementos de demanda como de oferta, afectando de una forma no trivial la inflación y no tan directa como predice la hipótesis monetarista. Si bien los componentes de oferta y sectoriales son inflacionarios – por escasez de insumos nacionales e internacionales –,  la caída temporal de la demanda agregada es deflacionaria. Resumidamente: hay elementos que tienden a subir la inflación, pero otros la reducen.

Despejando los temores sobre una inflación desbordada, es temprano aún para desinstalar la política monetaria expansiva. Adicionalmente, la literatura en macroeconomía indica que la disrupción de oferta causada por el COVID necesita una política monetaria expansiva para mantener la capacidad productiva futura de la economía. Así, por el momento, las fluctuaciones de la inflación siguen siendo producto de la crisis y de señales solo moderadas de recuperación.

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