NO
Preferiremos indiscutiblemente la Constitución actual, que aprobó el gobierno del Presidente Lagos y que ha permitido que Chile crezca más que todos nuestros vecinos.
Christian Aste es Abogado
En otra columna de este mismo diario, titulada “Tres es más que dos”, señalé que el comportamiento de algunos constituyentes luego del resultado electoral había sido vergonzoso, cuestión que todos pudieron confirmar el día que éstos asumieron, ya que no sólo se permitieron con la arrogancia que les caracteriza atribuirse competencias que no tienen, como por ejemplo exigir la liberación de los delincuentes que saquearon y destruyeron el país, sino además infringir la norma basal de cualquier democracia republicana, que es cantar el himno patrio como señal de unidad.
Parece que olvidaron, principalmente los que fueron elegidos en listas que obtuvieron menos del 2% de los votos (107 constituyentes) que nadie los convocó para dictar cátedra a otros poderes del Estado. Menos para erigirse en jueces, y legislar o resolver casos que están en tribunales.
El 41% que los votó, lo hizo para que redactaron ellos y no sus asesores una Constitución que represente lo que el país quiere, porque al final del día, será la ciudadanía la que votará si acepta o no su trabajo, considerando especialmente su comportamiento.
Lamentablemente la Presidenta que se eligió, en su primera declamación publica, vulneró el artículo 135 de la Carta Fundamental que establece en su primer inciso que la Convención no podrá intervenir ni ejercer ninguna otra función o atribución de otros órganos o autoridades establecidas en la Constitución o en las leyes.
Si lo hace, vulnera la norma actual que le impide a un órgano del Estado atribuirse competencias que no tiene. Es probable que muchos de ellos todavía ni siquiera se hayan enterado que mientras no entre en vigencia la nueva Constitución en la forma establecida en el epígrafe respectivo, sigue vigente la Constitución que se aprobó en el gobierno del Presidente Ricardo Lagos.
Es probable, por su comportamiento, que desconozcan también que el texto de la nueva Constitución debe someterse a plebiscito y que lo que se escriba debe respetar el carácter de República del Estado de Chile, su régimen democrático, y las sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas y los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.
Corresponde por lo anterior, recordarles que le compete a la Convención redactar y aprobar una propuesta de texto de nueva Constitución en el plazo máximo de nueve meses, contado desde su instalación, el que podrá prorrogarse, por una sola vez, por tres meses, y que una vez comunicado que sea su texto al Presidente de la República, éste debe convocar dentro de los tres días siguientes a un plebiscito nacional constitucional para que la ciudadanía apruebe o rechace la propuesta.
En ese momento, todos los que con escepticismo vemos el desempeño de los actuales constituyentes, concurriremos y sin dudarlo a votar que NO.
Preferiremos indiscutiblemente la Constitución actual, que aprobó el gobierno del Presidente Lagos y que ha permitido que Chile crezca más que todos nuestros vecinos, y que ha sacado de la pobreza a mucha gente, a un texto que partió dividiendo al país, y que si es redactado sólo por un sector – extrema izquierda – terminaremos como todos los países que ellos admiran, esto es, enterrados en el subdesarrollo.
Diremos NO, porque elegiremos que gane la libertad.
Diremos que NO porque esperamos que florezcan todas las maneras de pensar.
Marcaremos NO con fuerza, y sin temor. Lo haremos porque queremos que Chile sea para todos y no para un grupo minoritario, que se cree que está por encima de la ley y de las instituciones.
Diremos que NO, porque queremos a Carabineros, y respetamos su uniforme. Valoramos su trabajo, y el esfuerzo que ponen todos y cada uno de los días para cuidarnos y protegernos.
Finalmente diremos que NO, porque queremos salir de la pobreza y la precariedad, y sabemos que el mejor modelo para hacerlo, es el que permitió que los padres de muchos de los jóvenes idealistas del FA y también del PC hayan podido no solo salir de la pobreza sino que educar a su familia, y permitirles usufructuar de las bondades tecnológicas del modelo.
Votaremos que SÍ, y desde ya lo anticipo, únicamente si los constituyentes se despojan de su sesgo ideológico, y ponen primero al país. Si por el contrario, insisten en hacerlo mal, y bailar al ritmo de la extrema izquierda radical, que gusta de intimidar a los ciudadanos, y recurrir a la violencia como lo hacían en Alemania los SA (camisas pardas) o los SS (uniformes negros), no trepidaremos en levantarnos, defendernos y votar que NO, porque sabemos que somos más. Lo haremos, bajo el liderazgo de un político inteligente, valiente e independiente, que a diferencia del actual Presidente, no temerá en ejercer su liderazgo, y si es elegido, sus atribuciones constitucionales.