Facebook bajo escrutinio
No se trata de condenar la tecnología, sino de levantar una voz de alerta para que seamos capaces de distinguir los muchos beneficios que nos trae y también los perjuicios que nos causa como individuos y como sociedad.
Marcelo Trivelli es Ex intendente de Santiago. Presidente Fundación Semilla
Una vez más la prensa está jugando un rol fundamental en poner bajo escrutinio a la más grande empresa de redes sociales del mundo: Facebook, sobre la base de información entregada por Frances Haugen, una ex gerente de producto de la compañía y quien ha señalado que lo hizo para mejorar la empresa y no para dañarla.
En inglés, la categoría en que se desarrolla Facebook, Twitter, Instagram, TikTok, Pinterest y muchas más es “social media”, que, traducida literalmente al español sería medio social, pero más bien se traduciría en “medios de comunicación social”. Redes sociales, como se les denomina en español resulta restrictivo para el rol que estas empresas están jugando en la sociedad. Ya no solo establecen relación entre personas, sino que informan y forman opinión de una manera mucho más sutil y eficiente que los medios de comunicación tradicionales.
Haugen señaló que filtró los documentos porque: “Su frustración fue creciendo a medida que se dio cuenta que la compañía (Facebook) carecía de apertura para ver el potencial de daño de sus plataformas y la falta de voluntad para hacerse cargo de sus falencias”.
Todo el foco de la controversia, al igual que los estudios realizados por Facebook, está puesto en la sociedad americana y quien ha liderado el destape ha sido el prestigioso diario The Wall Street Journal, a quien nadie pudiera catalogar como un medio de comunicación anti empresa.
En nuestro continente latinoamericano, y en especial en Chile, las redes sociales han jugado un rol para bien y para mal. Y en los aspectos negativos, aún no hemos tomado conciencia de los efectos nocivos que puede estar generando esta red social. Sentimientos anti inmigrantes, discriminación de género o simplemente desinformación.
Esta semana me llegó un meme de un compañero de universidad, hoy empresario, diciendo: “Para Halloween me voy a disfrazar de la nueva Constitución, eso sí que da miedo”. Respondí: “En nada ayuda a buscar un camino que nos una. Por favor abstenerse de enviar estos memes que parecen divertidos, pero que buscan poner en duda un proceso decidido por casi un 80%”.
Grande fue mi sorpresa cuando me respondió que: “Te recuerdo que los votantes fueron menos de un 20% del padrón electoral”, y para aclarar que no era un error de escritura, sentenció: “El 80% es tristemente silencioso”. Me limité a enviar el link de la biblioteca del Congreso que señala que votó un poco más del 50% del padrón.
Bien que Facebook esté bajo escrutinio en Estados Unidos, pero eso no basta para que nuestras sociedades estén a salvo. Chile, al igual que otros países de América Latina están viviendo procesos de masificación al acceso a las tecnologías digitales desde muy temprana edad. No se trata de condenar la tecnología, sino de levantar una voz de alerta para que seamos capaces de distinguir los muchos beneficios que nos trae y también los perjuicios que nos causa como individuos y como sociedad. Es imprescindible que la educación de niñas, niños y jóvenes contenga programas de ciudadanía para que cuenten con herramientas para discernir lo verdadero de la mentira tendenciosa.