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Actualizado el 23 de Noviembre de 2021

El fenómeno Parisi

El discurso anti elitista de Franco Parisi logró enganchar a parte de la clase media que, sin tener idea de los méritos del hijo de fulano o de lo bien que le fue en Harvard a zutano, se siente con el derecho de pelear una cuota de poder a diferencia de sus antepasados que de seguro hacían fila el día de las elecciones para preguntarle a su patrón por quién votar.

Por Juan L. Lagos
Minsal Parisi Quiero destacar, en primer lugar, la austeridad de la campaña, Franco Parisi y los suyos hicieron mucho con muy poco. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Juan L. Lagos

Juan L. Lagos es Investigador Fundación para el Progreso

Con los resultados en la mano, tirios y troyanos ahora decimos a coro: “no debemos subestimar al Partido de la Gente” cuando todos los no parisistas —sin excepción, aunque de múltiples maneras— lo hicimos en algún momento de la campaña. Ahora, de forma solapada, creo que el ninguneo persiste cuando se trata al fenómeno Parisi como si fuera una anomalía y no una novedad. Los números conseguidos por Franco Parisi y su partido no obedecen a una mera desviación de las nobles formas de la política del pasado, son fruto también de actitudes tan inéditas como meritorias.

Quiero destacar, en primer lugar, la austeridad de la campaña, Franco Parisi y los suyos hicieron mucho con muy poco: se enfocaron en las redes sociales y hasta reciclaron lo mejor de la campaña de 2013 (jingle y logo incluido), leyendo muy bien que en su primera aventura presidencial despertó un fenómeno político que ningún otro candidato supo representar en las elecciones de 2017. Por lo tanto, no es aventurado decir que la campaña de Parisi fue una continuación de su exitosa campaña anterior.

Otra fortaleza de Parisi es la lealtad de su electorado que se mantuvo al lado del candidato a pesar de los problemas judiciales que le esperaban en Chile y de los fallidos retornos al país. Esto es algo interesante si consideramos que por polémicas menores (comparativamente hablando) Sebastián Sichel y José Antonio Kast reportaron bajas en las encuestas. Esta lealtad no viene de la nada, Franco Parisi también lo es con su electorado. En los directos de YouTube y Facebook se nota que Parisi estudia con quien se va a reunir: a cada youtuber lo destaca por sus frases y a cada activista por sus causas. Esta reciprocidad generó un vínculo a prueba tanto de las malas noticias que salían en los medios como también de las que el propio Parisi les daba.

Por último, la tercera fortaleza del parisismo fue ofrecer un relato alternativo al estallido social. Lo dice su jingle tuneado: “Mi país ya tiene un despertar diferente”. A diferencia de la derecha oficialista que se limitó a asumir todas las culpas y males que le endilgó la izquierda, Parisi interpretó el estallido como el resultado de no haber ganado en 2013. La tesis puede ser muy cuestionable, claro está, pero me parece que es una explicación del renacer de Parisi que no se ha estudiado lo suficiente.

Ahora bien, ¿cómo se explica el fenómeno Parisi? ¿por qué escandaliza a las élites (económica y política)? Considero que dos palabras pueden responder satisfactoriamente a ambas preguntas: “clase media”. Fruto de la economía de mercado, la nueva clase media chilena no entiende a las élites, ni espera entenderlas. Sus ganas de “tirar para arriba” y sus medios para conseguirlo son “escándalo para los ricos y necedad para los burócratas”. Si la clase media chilena es capaz de decidir con independencia decisiones vitales antes muy pauteadas por el “patrón” o el “empleado público”; ¿por qué no podían armar un partido político? ¿Por qué los liderazgos vecinales se tendrían que contentar con ser quienes les organizan las campañas territoriales a los mismos de siempre? El discurso anti elitista de Franco Parisi logró enganchar a parte de esa clase media que, sin tener idea de los méritos del hijo de fulano o de lo bien que le fue en Harvard a zutano, se siente con el derecho de pelear una cuota de poder a diferencia de sus antepasados que de seguro hacían fila el día de las elecciones para preguntarle a su patrón por quién votar.

El aterrizaje a la arena política no será fácil para el Partido de la Gente. Tendrán que tomar posiciones que, forzosamente, los identificarán más cercanos a la derecha o a la izquierda. Seguramente, en el mediano plazo, si no tendrán un “Olivazo” al menos un parlamentario hará uso de sus privilegios y ofenderá a su exigente base electoral.

Por lo pronto, tienen el desafío de decidir si decantarse por Gabriel Boric o José Antonio Kast en la segunda vuelta. Creo que han elegido el peor mecanismo para un partido “atrápalo todo”: un plebiscito que servirá de censo para ver cómo piensan políticamente los militantes del Partido de la Gente. Quizás le convendría a Parisi dar libertad de acción y guardar silencio. Quizás le conviene ver cómo Boric intenta seducir a los parisistas a pesar de todas las barbaridades que dijo en contra de Franco Parisi. Quizás le conviene ver cómo la derecha sube sus videos hablando del libre mercado y evoca las partes buenas de su programa. No estoy seguro de lo que sería óptimo para Parisi y los suyos. En política no existen las soluciones perfectas que dejan contentos a todos como Franco Parisi lo hace con sus seguidores en sus reuniones por Zoom.

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