Izkia y Paula unidas, jamás serán vencidas
Coherente con su ser femenino y feminista, con su conciencia de género y con su pragmatismo declarado, Izkia dijo en radio ADN: De todas maneras invitaría a Paula Daza para que siga en funciones respecto a la estrategia COVID-19 o en un equipo asesor en el gobierno de Gabriel Boric. ¿No estaríamos mejor si las cartas presidenciales fueran las asesoras flexibles y no Boric y Kast? ¿Habría más posibilidad de tender puentes y no cavar zanjas?
Ximena Torres Cautivo es Periodista y escritora
En 2017, mi amiga Ingrid me recomendó fervorosamente que entrevistara a la flamante presidenta del Colegio Médico. “Es súper interesante, tiene una potencia increíble y dará que hablar en el futuro”. Le hice caso. El perfil y sus respuestas aparecieron en revista Paula, que entonces era impresa en papel couché y llegaba a las 200 páginas. Luego de escuchar las primeras declaraciones de Izkia tras renunciar el jueves pasado a la presidencia de su gremio con un emotivo y lloroso discurso, donde dijo que era lo que leyó en los ojos de su pequeña hija Cala lo que la impulsó a jugarse entera porque Gabriel Boric sea el próximo presidente de Chile, busqué la olvidada entrevista en el ciberespacio.
Maestra natural en cuestiones comunicacionales, ahora Izkia dejó el tono medio soberbio y belicoso, que le aportó su exitoso protagonismo a la cabeza del Colegio Médico durante lo más duro e intenso de la pandemia, y habló de calma, de templanza, de acuerdos. Nada que ver con esa Izkia sin filtro que trató de “nefastos e infelices” a Piñera, Mañalich y Paris en una sonada entrevista telemática, reproducida vía streaming.
Hoy es otra. Mucho más parecida a la que conocí en 2017, cuando me dijo: “Quisiera seducir a todos con el feminismo”; esa era su bandera. También me contó que como dirigente estudiantil en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, militaba en el Partido Comunista, donde ya no estaba, y que fue electa como presidenta del Colegio Médico por una alianza muy amplia, formada por “desde ultraizquierdistas hasta decés, pasando por muchos independientes”. O sea, un foco menos ideológico y mucho más pragmático, que es lo que le sirve ahora a Boric y probablemente buscan con ella. También nos confesó que hacer campaña electoral le carga: “No lo paso bien en ese rol. Me da una lata enorme. Prefiero estar haciendo cosas que andar mostrando las cosas que haré”, dijo sobre sí misma entonces.
En 2017, tenía 32 años y declaraba: “Me gustaría tener guagua”. También manifestaba su admiración por su madre, una tecnóloga médica, clave en su vocación y en su feminismo. “Ella siempre nos incentivó, a mi hermana y a mí, a que fuéramos médicas y lográramos la autonomía económica. El dinero da grados de libertad que permiten vivir sin un patrocinador”. “Mi mamá es bajita, flaquita, menuda, pero tiene una fuerza y una capacidad de trabajo notables. Cuando nosotras ya éramos grandes, se separó de mi papá, que era más lejano, más tradicional, y nunca ha dejado de trabajar”. Lo más frívolo que nos confesó fue que es “trapera y arera, amante de los aros artesanales”.
Coherente con su ser femenino y feminista, con su conciencia de género y con su pragmatismo declarado, el jueves dijo en radio ADN: “De todas maneras invitaría a Paula Daza para que siga en funciones respecto a la estrategia COVID-19 o en un equipo asesor en el gobierno de Gabriel Boric. La pandemia y lo sanitario deben superar a las administraciones de turno”.
Ese mismo día, la aludida, la bien evaluada subsecretaria de Salud, cirujano y pediatra, se sumó –sin goce de sueldo primero y ahora sin sueldo porque renunció a su cargo– al comando de José Antonio Kast. Matea, comedida, disciplinada, con una diversidad de blusas camiseras que hasta ameritan cuenta en Instagram, ha trabajado incansablemente durante la pandemia, al lado de Mañalich primero, y con Paris hoy. Ha hecho la pega y ha obtenido reconocimiento con una frase ministerial clave: “Esa pregunta la va a responder la doctora Daza…”. Y aunque no tiene el verso y el carisma de Izkia, cuenta con la confianza y la simpatía de parte importante de los ciudadanos de Chile.
¿Es un logro feminista que dos líderes con capacidad de negociación sean las grandes estrellas de los comandos de los candidatos en carrera? ¿No estaríamos mejor si las cartas presidenciales fueran las asesoras flexibles y no Boric y Kast? ¿Habría más posibilidad de tender puentes y no cavar zanjas? ¿Ganará Izkia o resultará triunfadora Paula? Usted decide.