Ética y política
Es abiertamente inmoral experimentar con la gente y sus vidas para hacer un punto político. Usar a las personas como ratas de laboratorio para tratar de obtener una ventaja política, o bien como medio de sus experimentos sociales, es inmoral.
Andrés Larraín de Andraca es Ingeniero civil
Hace dos meses mi padre se acogió a jubilarse. Con tristeza e impotencia vi como había perdido cerca del 16% de su pensión por el desplome del fondo E.
Recordé la entrevista de Nicolás Grau sobre el llamado de No+AFP para un cambio masivo de usuarios al fondo E en el año 2018: “Era una demostración de fuerza. Si no resulta, las personas vuelven al Fondo A y no cambia nada. Si coincidió con un mal año en el E, es irrelevante en términos de montos. De hecho, un mal año en el Fondo A si es malo, un mal año en el E no lo es tanto”. Este fue el apoyo de Grau al experimento de Mesina y compañía. Desde julio del año 2016, Luis Mesina convocó a todos sus adherentes a cambiarse al Fondo E tras masivas marchas contra el sistema y afirmando que de esa forma “nunca tendrían pérdidas”. En realidad, lo que Mesina buscaba era colapsar el sistema (y lo logró, generando millonarias pérdidas a los cotizantes) para hacer el punto político y lograr figuración pública personal.
¿Un mal año en el fondo E no es tanto? ¿El 16% de la pensión de un jubilado no es tanto? Es abiertamente inmoral experimentar con la gente y sus vidas para hacer un punto político. Usar a las personas como ratas de laboratorio para tratar de obtener una ventaja política, o bien como medio de sus experimentos sociales, es inmoral.
Las personas siempre deben ser un fin, el fin más valioso. Las personas jamás pueden tomarse como medios para hacer un punto político. Una acción política ética no es decir lo fácil (lo que la gente quiere escuchar), sino hacer políticas publicas serias, sin experimentar con las personas.
Hace unos meses Nicolás Ibáñez declaró: “Mi visión es que tenemos que hacer todo lo posible para que salga Boric”. No lo hizo porque el creyera que Boric fuera lo mejor para el país (en ese caso sería sumamente legítimo), sino porque, bajo su visión, el Gobierno de Boric sería un fracaso y generaría un rechazo futuro hacia la izquierda, es decir, para hacer un punto político del tipo: que fracase así la gente “recapacitará”. En otras palabras, sería utilizar a la gente (y su hipotético sufrimiento) por cuatro años, para hacer un estrategia electoral futura.
Los anteriores, son ejemplos de inmoralidad, creer que la gente, sus frustraciones y su mal vivir, es pieza de un juego de ajedrez. Para que la política vuelva a encantar, se necesitan menos Nicolás Grau, menos Luis Mesina y menos Nicolás Ibáñez y más gente que actúe con sus ideas, pero jamás exponiendo a las personas por hacer puntos políticos.