Cuidado, Presidente
La autoridad tiene doble y triple responsabilidad con las formas y los contenidos. Está en boca de todos, las redes sociales lo siguen todo el día, la privacidad escasea en estas funciones y hay muchos que quisieran hacer “leña del árbol caído”.
Al margen de las preferencias electorales, todos debemos cuidar a nuestras autoridades.
Estemos o no de acuerdo con sus planteamientos siempre es sano y conveniente respetar a quienes han sido elegidos democráticamente, más aun si se trata de la primera autoridad del país. Sin embargo, hay situaciones que las autoridades deben cuidar y si no lo hacen, los ciudadanos de a pie podemos hacerles ver. Me tomo la libertad.
Si bien no quisiera hacer olitas de un par de episodios ya comentados públicamente, tampoco es bueno ignorarlos. El breve tiempo transcurrido desde que asumió el poder, es un factor para tener doblemente en consideración. Habiendo el Presidente saliente cometido varios descuidos durante sus dos gobiernos (por algo se crearon las “piñericosas”), esto no faculta para que los sucesores también lo hagan.
El primero que recuerdo de Boric, fue la descalificación hacia el Rey de España por un atraso que no debe haber sido de su responsabilidad. Nuestro Presidente sin mediar información suficiente, le atribuyó en parte la tardanza en el inicio de la ceremonia de cambio de mando. En esos mismos días me visitaban amigos españoles quienes seguían con detalle la prensa de su país. Las crónicas comentaron ampliamente lo ocurrido. No fue traspié menor lo señalado por nuestra primera autoridad. Internacionalmente se dio cuenta de su imprudencia.
En un contexto más vecinal y con mucha desinteligencia, el mismo joven Presidente le llamó la atención a una vecina de Cerro Navia invitándola a que se retirara del lugar en que ella estaba presente. Dado que al mandatario el trato de “amarillo” le pareció mal, en un tono descuidado y algo prepotente se dirige a ésta.
Si bien me imagino que al Presidente Boric no le acomoda naciente movimiento, esto no lo faculta para pedirle a quien le atribuye ese color que se retire de su presencia sin mediar conversación alguna. Incluso, si hubiesen conversado no tiene autoridad para pedirle que salga de su presencia. Tenemos ejemplos de prepotencias verbales que le han costado caro a los vociferantes protagonistas.
La autoridad tiene doble y triple responsabilidad con las formas y los contenidos. Está en boca de todos, las redes sociales lo siguen todo el día, la privacidad escasea en estas funciones y hay muchos que quisieran hacer “leña del árbol caído”. Por lo mismo, no hay que dar motivos para la burla y menos la descalificación.
La prudencia es una buena compañera, La improvisación una conducta que hay que cuidar y las formas deben conservarse. La autoridad se conquista también en los detalles.