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30 de Agosto de 2022

Cuestión de forma: ¿de qué forma?

¿Por qué este trato discriminatorio para la doctora Vega dos veces inscrita en el PPD? ¿Qué forma tiene Jeanette Vega que no encaja?

Por Redacción EL DÍNAMO
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Jeanette Vega, la ex ministra de Desarrollo Social y Familia, que mandó a una asesora groupie de Héctor Llaitul a contactarlo en los no lejanos tiempos en que el gobierno de Gabriel Boric decía no perseguir ideas, tuvo en su desacertado actuar “problemas de fondo y también de forma”. Eso dijo el mandatario. 

Justificó así la decisión de deshacerse de ella, aceptando su renuncia cuatro horas después de que se hizo pública la llamada de su asesora de prensa al líder de la CAM, quien no mostró ningún entusiasmo por conversar con la autoridad, aunque tampoco sabemos si el contacto se concretó. 
Es raro que, de repente, a Boric le importen tanto las formas. Prolijo, no es. Tampoco su círculo cercano, incluida su Primera Dama, que yerran tupido y parejo, en el fondo y , lo que es peor, sobre todo en la forma.

Ejemplo: mucho más desacertado fue el latamente comentado desacierto de la ministra del Interior cuando tuvo que darse la vuelta en u en su intento de entrar a Temocuicui a causa de las barricadas y los balazos con que fue recibida. El de Izkia fue un gazapo público, cubierto por la prensa en una actividad avalada por el presidente. La doctora Vega –que también es médico aunque con más carrete técnico y logros profesionales en el área de la salud pública que la joven ministra del Interior–, se arrancó con los tarros, según dicen, con una imprudencia limítrofe. Hoy, afirman los que saben, es posible que la llamen a declarar en la causa contra Llaitul y hasta pueda ser acusada por obstrucción a la Justicia. 

Muy cercana a Izkia Siches, se afirma que ésta la recomendó para el Ministerio de Desarrollo Social, pero, si hay que ser justos, Vega ha cometido menos errores que los su promotora.  
 

La ministra del Interior ha tenido yerros de forma y fondo a razón de uno grave-gravísimo por mes, haciendo un promedio compasivo. A saber: episodio Temucuicui; falsa denuncia del avión con inmigrantes expulsados y traídos de vuelta en el mismo vuelo; condena al carabinero que sacó su arma para defenderse cuando era golpeado en una marcha de la Confech; no tener idea del saqueo de un supermercado en Talagante, cuando medio Chile estaba enterado; pedida de disculpas a Argentina por hablar de Wallmapu; insistir hace poco en que Carabineros es una entidad autónoma.
 

¿Por qué en este caso y en el de Giorgio Jackson, un ministro a cargo de tender lazos con los parlamentarios al que no le habla nadie en el Congreso, o en el del subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, José Miguel Ahumada, que hasta discrepa de Mario Marcel en su rechazo a los tratados comerciales, la forma –y menos el fondo– no le importa al presidente? 
¿Por qué este trato discriminatorio para la doctora Vega dos veces inscrita en el PPD? ¿Qué forma tiene Jeanette Vega que no encaja? ¿Forma de bachemelena, de sexuagenaria baby boomer criolla y no millenial, de integrante del sospechoso Socialismo Democrático que gobernó al país en los últimos 30 años y no del ético e impoluto Frente Amplio que regala lecciones de moral a través del ministro del gorro de lana? 

Así como no se puede ser padre o madre barrero, manifestando preferencias evidentes por un hijo en desmedro de otro; tampoco es bueno privilegiar de manera tan evidente a los amigos. Esa sí que es una cuestión de forma que importa. ¿O es muy tonto lo que estoy diciendo, señor presidente? 
 

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