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31 de Agosto de 2022

El Rechazo en la carrera del Dodo

En eso se ha transformado este interminable proceso constituyente, en la mera espera de que todos los animales (políticos) se sequen, estén contentos, se feliciten, se premien ―del bolsillo de Alicia― y se vayan.

Por Benjamín Cofré Lagos
En términos menos literarios, las reglas de la competencia se respetarán solo de ganar el Apruebo, solo ese resultado marcará el fin del trayecto; porque, de ganar el Rechazo, bueno... del acuerdo, ni me acuerdo, y empezaremos así la carrera del Dodo. AGENCIA UNO
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Ya con las encuestas silenciadas, y con la opinología electoral candente por televisión, las discusiones que sostienen los intelectuales, analistas y políticos versan sobre qué debe ocurrir el día inmediatamente después del domingo. Claro pues, si gana la opción Apruebo, el camino iniciado con el Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución llega a su fin y un nuevo texto entra en vigor; pero ¿y si gana el rechazo? Aquí las cosas se enredan un poco.

Pensando en todas las respuestas que se han enarbolado a la pregunta anterior, una escena cruzó mi mente con vivaz impertinencia, un pasaje de la obra más conocida del inglés Lewis Carroll, Alicia en el País de las Maravillas.

En este extracto del libro, la joven Alicia se nos muestra acompañada de un grupo de animales, quienes consiguen llegar a tierra firme luego de encontrarse a la deriva en el mar. Un Dodo que acompaña a la protagonista decide organizar una carrera con el fin de secar al grupo y, de esta forma, inicia una competición que no tiene duración ni reglas, solo correr en círculos hasta quedar todos completamente secos. Finalmente, el ave decide declarar ganadores a todos los participantes, a la vez que le pide a Alicia otorgar los premios. Ante la presión de los animales, la muchacha revisa sus bolsillos, entregando recompensas a sus propias expensas.

Así como Alicia, el Rechazo ha decidido aceptar una carrera en círculos que simplemente no puede ―ni quiere― ganar; una carrera “sin reglas ni perdedores”, que no termina “hasta que todos ganen” ―o eso dijo el Dodo que gobierna nuestro ‘País de las Maravillas’―. En eso se ha transformado este interminable proceso constituyente, en la mera espera de que todos los animales (políticos) se sequen, estén contentos, se feliciten, se premien ―del bolsillo de Alicia― y se vayan.

En términos menos literarios, las reglas de la competencia se respetarán solo de ganar el Apruebo, solo ese resultado marcará el fin del trayecto; porque, de ganar el Rechazo, bueno… del acuerdo, ni me acuerdo, y empezaremos así la carrera del Dodo. Esto, claro, si no recordamos que esta elección en realidad marca el final de la carrera para cualquiera de las opciones plebiscitadas, según el acuerdo firmado aquel 15 de noviembre de 2019.
 

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