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17 de Octubre de 2022

Cerezas chilenas a 30 mil pesos el kilo

Se trata de desarrollo. No de bonos para compensar el mal comportamiento de la economía. Se trata de pensar en cómo favorecer a los más pobres con mirada de largo plazo y no a los privilegiados que especulan en torno a ideologías redentoras, como el subsecretario José Miguel Ahumada.

Por Redacción EL DÍNAMO
Lagos, por su parte, remató diciendo que Latinoamérica pesaba más cuando sus presidentes hablaban entre ellos y concordaban una sola voz, llamándose por teléfono y concordando posturas con sentido de futuro. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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Nos dijo un curicano esta semana: “Mi familia tiene una viña, pero estamos arrancando las vides para sembrar cerezas. Son un boom agrícola en Curicó; en China un kilo de cerezas chilenas hoy se vende en unos 30 mil pesos. Media hectárea cosechada da una rentabilidad de 40 millones de pesos más o menos”. 

Luego me subo al auto y escucho en radio Cooperativa una voz que me resulta familiar. Es el presidente Ricardo Lagos conversando con la periodista Paula Molina. Hablan sobre “La soledad de América Latina”, el libro que acaba de escribir el ex mandatario en coautoría con el escritor mexicano Héctor Aguilar Camín y el economista Jorge Castañeda, también mexicano. 

Lo escucho preguntar: “¿Quién ha manifestado el mayor interés por ingresar al TPP-11? China. Chi-na”, recalca. Y explica: “Lo hace porque estando dentro del tratado, puede vetar el ingreso de otros países. Lo hace porque es mucho mejor estar dentro que mirando desde fuera. Lo que está claro es que el mundo del mañana va a ser el mundo del Pacífico, como antes lo fue del Atlántico. Chile está en la primera línea de la historia ahí y quedarse fuera del TPP-11 es absurdo”. 

Y, acto seguido, vuelve sobre el tema de las cerezas: “¿Saben los chilenos que hoy existe un puente aéreo por donde ingresan tres mil millones de dólares al país? Eso representa la exportación de cerezas desde Chile a China. Se trata de una exportación muy sofisticada”, afirma con fuerza, mirada de futuro y conocimiento.

Se trata de desarrollo. No de bonos para compensar el mal comportamiento de la economía. Se trata de pensar en cómo favorecer a los más pobres con mirada de largo plazo y no a los privilegiados que especulan en torno a ideologías redentoras, como el subsecretario José Miguel Ahumada, que pese a su escasa experiencia y a sus reconocidos pergaminos académicos, tiene sumido al país en una pausa absurda. 

Lagos afirma: “¿Cuánto se ha perdido en materia de exportación en este tiempo? Porque cada día que pasa hay un mercado que lo está ganando otros… Creo que este es un tema donde una demora de seis meses, son seis meses en que se perderá una cantidad importante de miles de millones de dólares para activar nuestra economía”.  

“La soledad de Latinoamérica” merece lectura, porque –además de hacer ver que el momento de los países del Pacífico es ahora, que ese es el eje del desarrollo de futuro inmediato–, describe la nula voz de los países de nuestro continente como bloque. ¿Cuál es la razón? “Un proceso de ideologización de la política exterior de distintos países de América Latina desde finales de los noventa y comienzos de siglo”, resumió Jorge Castañeda en la presentación del libro.

Lagos, por su parte, remató diciendo que Latinoamérica pesaba más cuando sus presidentes hablaban entre ellos y concordaban una sola voz, llamándose por teléfono y concordando posturas con sentido de futuro. 

Como bloque, se habla con los chinos. Y para hacer eso hay que estar donde están ellos. Tal cual lo están haciendo Singapur, Malasia, Vietnam, Japón. Y como China, que no por nada quiere estar en el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico. 

Dilatar el asunto por razones ideológicas y con porfía adolescente, nos priva de vender más productos a 30 pesos el kilo, como está sucediendo con las cerezas.  
 

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