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19 de Octubre de 2022

Cuidarse para criar

Debemos generar espacios de conversación con niñas/os que permitan ayudarles a transitar por este proceso, sostener relaciones positivas y respetuosas con vínculos afectivos protectores, mostrarse calmo y entregar seguridad, podría ser también una contribución a su bienestar y desarrollo.

Por Alicia Varela
La realidad y evidencia nos alertan, también, sobre cómo la sobrecarga de responsabilidades y el estrés han impactado en el retomar actividades laborales y la adaptación a las nuevas dinámicas familiares, lo que afectaría la salud mental y física de las/os adultas/os que crían, impactando en los estilos de crianza y en las interacciones cotidianas con niñas y niños. AGENCIA UNO/ARCHIVO
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El retorno a la presencialidad ha implicado una serie de ajustes y readecuaciones en las rutinas y relaciones interpersonales, tanto de las/os adultas/os como de las niñas y niños. Estos cambios, han afectado nuestro bienestar emocional y han impacto negativamente en la salud mental de todas/os. 

Por lo mismo, es común observar en niñas y niños, emociones o actitudes que dan cuenta de ello, por ejemplo, vemos mayor irritabilidad, ansiedad, dificultades para interactuar con sus pares, trastornos para conciliar el sueño, introspección, y en los más pequeños, problemas para esperar turnos o compartir los juguetes, o no querer separarse de las figuras significativas. Según una encuesta realizado por la Defensoría de la Niñez en conjunto con la Universidad de Chile, dentro de los problemas de salud mental que más afecta a niños, niñas y adolescentes, está la ansiedad (92,9%). 

La realidad y evidencia nos alertan, también, sobre cómo la sobrecarga de responsabilidades y el estrés han impactado en el retomar actividades laborales y la adaptación a las nuevas dinámicas familiares, lo que afectaría la salud mental y física de las/os adultas/os que crían, impactando en los estilos de crianza y en las interacciones cotidianas con niñas y niños. Es a los adultos encargados de la crianza a quienes les corresponde guiarlos para que sus propias experiencias sean amables y cuidadosas, y favorezcan la adaptación y la socialización. Sin embargo, es fundamental que quienes tienen la labor de acompañar a otras/os durante su desarrollo y crecimiento, se encuentren también acompañadas/os y conscientes de su propio estado emocional para cuidar respetuosamente a niñas y niños. 

Se hace necesario tener espacios propios para el cuidado y reconocimiento de emociones y reflexionar en torno al rol que cada uno de nosotros tiene, más allá de ser cuidador/a, ya que esto incidiría en el bienestar personal y en cómo me vínculo con otras/os. En la medida que las/os adultas/os estén bien (salud mental óptima), los niños/as también lo estarán. En definitiva, la premisa debe ser cuidarse para cuidar a otras/os y promover una crianza respetuosa.

Es recomendable que las/os adultas/os estén atentos a las distintas emociones que van apareciendo en ellas/os, así como en niños y niñas, no solo a las de disfrute, sino también a las de incomodidad (pena, confusión, echar de menos, por ejemplo). Debemos generar espacios de conversación con niñas/os que permitan ayudarles a transitar por este proceso, sostener relaciones positivas y respetuosas con vínculos afectivos protectores, mostrarse calmo y entregar seguridad, podría ser también una contribución a su bienestar y desarrollo. Asimismo, pedir ayuda, y redistribuir las tareas domésticas y de crianza, de manera equitativa, podrían contribuir a la salud mental de las/os adultas/os.

Recuerda que si necesitas conversar respecto de cómo te sientes criando a niñas y niños, puedes ingresar al chat en www.fonoinfancia.cl o llamar gratis al 800200818, de lunes a viernes de 08:30 a 19:00 horas. Te esperamos.
 

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