El ambiente: un nuevo actor en la educación parvularia
Con una práctica pedagógica adecuada, creo que es posible promover el desarrollo de habilidades, conocimientos y actitudes en nuestros párvulos bajo la premisa de que el contexto en el que ocurre el proceso de aprendizaje debe ser el más adecuado posible.
Una notoria disminución en el desarrollo de las habilidades lectoras en la primera infancia fue una de las grandes secuelas que dejó el confinamiento obligado a raíz de la pandemia, pues en promedio los colegios y liceos estuvieron entre 30 a 40 semanas cerradas, según cifras de la Unesco.
Fue la familia quien asumió la responsabilidad de educar en casa, organizando tiempos, espacios y prioridades, según las necesidades de cada grupo y las circunstancias que como sociedad enfrentábamos.
Por ello, se planteó desde el gobierno entregar orientaciones pedagógicas que apoyaran este aprendizaje limitado por la pandemia, creando un nuevo desafío para la formación de técnicos y profesionales en el área de la Educación Parvularia.
Este cambio de paradigma involucra al ambiente en que se desenvuelve el estudiante como un “tercer educador”, como lo definen las Bases Curriculares establecidas por el Ministerio de Educación y que fueron actualizadas en 2019.
De esta forma, se definió que la Educación Parvularia, como primer nivel del sistema educativo, incorporara esta premisa para favorecer una enseñanza de calidad propiciando aprendizajes relevantes y significativos en función del bienestar de niñas y niños.
Bajo esta mirada, se actualizaron los programas académicos, tanto en el área técnica como profesional, para entregar nuevas herramientas a docentes y estudiantes considerando al ambiente como un factor elemental en el desarrollo del aprendizaje.
De este modo, el espacio en el que se desenvuelven niños y niñas, debe entenderse como una construcción de reflexión cotidiana que reconoce la diversidad y con ella la riqueza que se da en las interacciones sociales. Por ello se considera el ambiente como “un tercer educador”.
Con una práctica pedagógica adecuada, creo que es posible promover el desarrollo de habilidades, conocimientos y actitudes en nuestros párvulos bajo la premisa de que el contexto en el que ocurre el proceso de aprendizaje debe ser el más adecuado posible.
Ese es nuestro desafío como educadores considerar este nuevo paradigma y comenzar a trabajar junto a los padres, entregándoles las mejores herramientas para que, en conjunto, nivelemos la brecha en el aprendizaje lector que nos dejó el confinamiento.