No perdamos los finales
En Chile, un tercio de los escolares falta un mes o más a clases durante todo el año escolar, dando cuenta de un ausentismo crónico que afecta tanto su aprendizaje como su desarrollo psicosocial.
Se acerca fin de año y con ello el término del año escolar 2022. Y si bien muchos estudiantes enfrentan el mes de clases que queda como un tiempo para cosechar lo sembrado durante el año, poniendo su mayor esfuerzo en preparar pruebas, terminar trabajos y asistir a clases, para un gran número de niños, niñas y jóvenes se trata de un mes donde asistir o no asistir lo puede significar todo.
Y no estamos hablando de pasar de curso. En Chile, un tercio de los escolares falta un mes o más a clases durante todo el año escolar, dando cuenta de un ausentismo crónico que afecta tanto su aprendizaje como su desarrollo psicosocial.
Asistir a clases es fundamental para la adquisición de aprendizajes y lograr el máximo desarrollo de las potencialidades. Pero lamentablemente no es un hecho que todas las familias en Chile valoren ni tengan incorporado.
Recientemente, en Fundación Educacional Presente encuestamos a más de 2 mil apoderados a lo largo de Chile y con gran pesar nos dimos cuenta de que un alto porcentaje de ellos (cercano al 50%) piensa que asistir a clases no influye en lo que niños y niñas pueden hacer en el futuro. Y esa es la creencia que debemos cambiar si queremos enfrentar la gran problemática que tenemos hoy, donde tras la pandemia los casos de ausentismo se han duplicado.
Pongamos un ejemplo para hacerlo más claro: si consideramos que el ausentismo crónico significa faltar un mes de clases al año, y pensamos en un mismo niño o niña que falta un mes desde prekínder a octavo básico, estamos hablando que falta 10 meses, es decir, pierde un año de escolaridad completo, y eso genera un daño gigantesco, muy difícil de revertir.
Es por esto que debemos crear valoración por la asistencia. Explicar a los y las estudiantes por qué es importante ir al colegio, y al mismo tiempo generar en los establecimientos un ambiente en que los niños, niñas y sus familias digan quiero ir al colegio porque estoy aprendiendo cosas, porque hay un ambiente desafiante, que me estimula, donde tengo buenas relaciones con mis compañeros, tengo profesores que se vinculan conmigo, entre otros.
Queremos también darle relevancia al final. En noviembre y diciembre el clima empieza a mejorar, pero a pesar de lo que todos creen, la asistencia comienza a bajar. Imagínense por un momento que se eliminaran todos los finales: de las películas, los libros, los poemas… El final sí es importante. Lo mismo pasa con la escuela. Si nos perdemos el final de clases estamos perdiendo algo muy importante. El estar hasta el final, terminar aquello que empezamos, es una gran enseñanza para nuestros niños, niñas y jóvenes. Les va a dar herramientas para aprender a terminar aquello que empezamos en la vida, y eso sirve para siempre, para la vida actual y para la vida adulta de nuestros estudiantes.
Rebeca Molina
Directora ejecutiva
Fundación Educacional Presente