Demasiado tarde… otra vez
Hoy más que nunca Chile necesita un ministro de Educación que se haga cargo, como dice una frase popular que desde hace ocho meses se volvió en un cliché, “que haga la pega”.
Recién a mediados de noviembre, a pocos días de finalizar el año escolar, el Ministerio de Educación dio a conocer que más de 50.000 niños que en 2021 estaban matriculados en el sistema escolar, este año ya no lo están.
El número recién señalado es equivalente a la población de la capital provincial de Cauquenes, lo que permite deja en evidencia la magnitud de un problema que afecta a un importante número de niños, restándoles posibilidades de progreso no tan solo a ellos, sino que también a sus familias.
No obstante de esta dolorosa realidad, una vez más, de forma injusta y tardía, el Gobierno ha llegado tarde. En efecto, llegó tarde para las familias de esos 50.529 niños y jóvenes desescolarizados, dado que nadie les incentivó a matricularse este año.
Por otra parte, se llega tarde porque tampoco se tomaron medidas concretas tendientes a reforzar el vínculo de 1.239.230 estudiantes que tienen inasistencias graves a sus establecimientos educacionales, lo que se terminará por traducir en personas en edad escolar con graves vacíos en sus conocimientos, así como extensas lagunas de sus aprendizajes.
Como se puede apreciar de lo dicho, si hay algo por lo que el MINEDUC se ha caracterizado este último año es por ser un organismo indolente y negligente, lo cual ha quedado muy claro mediante la escasa ejecución del presupuesto en este ámbito, la que según da cuenta el último informe trimestral, según lo informado por la propia Dirección de Presupuestos, alcanza, a duras penas, a un 69%, creciendo mezquinamente un 0,2% para 2023.
Pero eso no es todo. Actualmente, existe varios proyectos dormidos en el Senado, los cuales atacan abiertamente la crisis educacional que enfrenta nuestro país. En ese sentido, me refiero al proyecto de ley que establece un sistema de subvenciones para los niveles medios de la educación parvularia (boletín N° 12.436 – 04), al que extiende y moderniza la subvención escolar preferencial (boletín N° 12.979 – 04) y al que establece un sistema de subvenciones para la modalidad educativa de reingreso (boletín N° 14.309 – 04). A este último me quiero referir con especial atención, pues el Gobierno ni siquiera le ha dado ningún tipo de urgencia, demostrando su profundo desinterés por temáticas realmente importantes y que afectan a toda la sociedad.
Una vez más se hace patente, no tan solo la falta de gestión, sino que también una pasividad abismante, la cual ha caracterizado a este mandato, negando a miles de familias una respuesta efectiva a los problemas educacionales que hoy afectan a miles de familias. Al mismo tiempo, se abandona a su suerte a los niños y jóvenes más vulnerables, quienes son los más expuestos al narcotráfico, trabajo infantil, delincuencia y soledad, estando en mayor riesgo que sus derechos sean vulnerados.
Por todo lo dicho, hoy más que nunca Chile necesita un ministro de Educación que se haga cargo, como dice una frase popular que desde hace ocho meses se volvió en un cliché, “que haga la pega”, que deje de lado su sesgo ideológico y sus intereses mezquinos, y entregue, de una vez por todas, una solución a todas esas familias y niños que han dejado de ver en los estudios una posibilidad de surgir, siendo entregados a la desesperanza y abandonando la idea de un futuro mejor.
Stephan Schubert
Diputado miembro de la Comisión de Educación